El rinoceronte se montó sobre el
elefante que soltó un berrido estremecedor. El búfalo saltó a los hombros
hercúleos del cornudo, cuidando no enterrarle sus cachos. Entonces el gorila se
dejó caer sobre el bovino desde los árboles y se golpeó el pecho como tambor,
satisfecho. A la espalda del gorila se afirmó la gacela, muy asustada, y dio un
respingo cuando la liebre saltó sobre la suya. Una paloma vino a posarse sobre
el roedor y sobre su plumaje blanco
aterrizó un escarabajo de colores. Así recorrieron la selva, cantando,
muy contentos. Nunca hacen esta clase de cosas en presencia de los humanos. No lo
cuentes, porque podrían llevarlos a un circo para hacer negocio.
Muy descriptivo, muy secreto, muy verosimil,... No lo voy a contar, no te preocupes, solo lo voy a leer otra vez.
ResponderBorrarMuy bueno.
Saludos
Muy bueno, Diego, me encantó. Gran abrazo.
ResponderBorrarLos divinos animales nos sorprenden cada vez que les ponemos atención.
ResponderBorrarEste cuente es genialmente entretenido.
Mil gracias, y muchos besos!