Llegaba poco después que la
familia había partido: los padres al trabajo, los hijos al colegio. Traía una
bolsa de compras y desayunaba, porque volvía con mucho apetito del turno de la
noche. En un bolso portaba sus propias sábanas y preparaba la cama matrimonial
–esa prefería- para acostarse a dormir. Raramente sonaba el teléfono: nunca
atendía, pues estaba seguro que se trataba de vendedores. Ya no caía en esa
clase de trampas. Despertaba a eso de las cuatro de la tarde y guisaba su
almuerzo. Después se duchaba y borraba escrupulosamente todo rastro de su paso
por la casa. Paseaba por allí, husmeando, tratando de adivinar las actividades
que ocurrían durante su ausencia. Por fin cargaba su bolso y partía. Siempre
tenía alguna idea para matar el tiempo hasta el momento del turno. Se
preguntaba cuándo se encontraría con uno de ellos –era inevitable ese momento-
y dónde encontraría un nuevo hogar.
Hola, Diego.
ResponderBorrarUn micro muy original.
Una trama creativa con un desarrollo claro.
Me ha gustado tu micro como tal, pero es que además abre una ventana paralela: ¿Por qué? ¿Por qué vive así el protagonista? Hay otra historia fuera de la narrada.
Muy bueno. Un micro excelente
Saludos.