El perro estaba aburrido y sacó a
pasear a su amo. Lo trajo de vuelta para que viera las noticias. Se sentó con
él, mirando la pantalla. Después le pidió las galletas que más le gustaban,
unas con forma de hueso. El amo se durmió con las mismas noticias de cada
noche. Lo despertó para que se acostara. Refunfuñó, pero lo hizo. En cuanto
comenzó a roncar, subió a la cama y se tendió él también. Suspiró antes de
entregarse al sueño.
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