28 agosto, 2014
Rehabilitación de Circe
La preciosísima Circe estaba aburrida de la simplicidad de Ulises. Si bien era fogoso, bien dotado y bello, la convivencia no daba para más. Solía convertirlo en perro para propinarle patadas, y él sollozaba y le imploraba perdón. Lo transformaba en caballo para galopar por la isla de Ea, fustigándolo con dureza. Lo transmutaba en cerdo para humillarlo alimentándolo con desperdicios. Volvía a darle forma humana para hacer el amor, y volvía a fastidiarse con su charla insulsa. Por fin lo expulsó del reino, le restituyó su barca y sus tripulantes y lo dotó con alimentos para un largo viaje. “Vete y no vuelvas”, ordenó con voz terminante al lloroso viajero, “y cuenta lo que quieras para quedar bien ante la historia”. Después sopló un hálito mágico para hinchar la vela de la embarcación.
23 agosto, 2014
AMOR CIBERNAUTA
Se conocieron por la red. Él era tartamudo y tenía
un rostro brutal de neanderthal: cabeza enorme, frente abultada, ojos separados,
redondos y rojos, dientes de conejo que sobresalían de una boca enorme y
abierta, cuerpo endeble y barriga prominente. Ella estaba inválida del cuello hasta
los pies y dictaba los mensajes al computador con una voz hermosa, pausada y
clara que no parecía tener nada que ver con ella; tenía el cuerpo de una muñeca
maltratada. Fue un amor a primer intercambio de mensajes: hablaron de la
armonía del universo y de los sufrimientos terrestres, de la necesidad del
imperio de la belleza y de los abyectos afanes de los mercaderes de la guerra,
de la abrumadora generosidad del espíritu humano que contradice la miseria de
unos pocos. Leían incrédulos las réplicas donde encontraban una mirada
equivalente del mundo, no igual, similar, aunque enriquecida por historias y
percepciones diferentes. Durante meses evitaron hablar de sí mismos, menos aún
de la posibilidad de encontrarse en un sitio real y no virtual. Un día él le
envió la foto digitalizada de un galán. Ella le retribuyó con la imagen de una
bailarina. Él le escribió encendidos versos de amor que ella leyó embelesada.
Ella le envió canciones con su propia voz, él lloró de emoción al escuchar esa
música maravillosa. Él le narraba con
gracia los pormenores de su agitada vida social, burlándose agudamente de los
mediocres. Ella le enviaba descripciones de sus giras por el mundo con compañías
famosas. Ninguno de los dos jamás propuso encontrarse en el mundo real. Y fue
un amor de sueños, de mensajes, de versos, de canciones. Fue un amor verdadero,
no virtual, como los que suelen acontecernos en ese lugar que llamamos
realidad.
16 agosto, 2014
De cómo la poesía infunde historias de amor
La bruja dulce
se enamoró del licántropo. No supo si la sedujo su sonrisa bondadosa y cargada
de colmillos, su mirada lobuna inundada de deseo o sus palabras lentas y
cuidadas. La cuestión es que le dio por leer poesía. Leyó a Miguel Hernández y
sintió los vuelcos de su corazón de terciopelo ajado. Leyó a García Lorca y se
convirtió en potra de nácar y en mozuela. Rogó al licántropo para que la
llevara al río. Él, gentil, accedió. Bajo la luna hicieron el amor y fueron felices.
Después, cuando el alba fue anunciada por un gallo, él se fue para siempre,
cantando. La bruja reconoció los versos y cantó con bellísima voz. Amo el amor de los marineros que besan y se
van. Dejan una promesa, no vuelven nunca más.
Este microrrelato está en el volumen LAS NUEVAS HADAS, Simplemente Editores,2011.
Este microrrelato está en el volumen LAS NUEVAS HADAS, Simplemente Editores,2011.
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