12 julio, 2008

Microcuentistas


El microcuentista pequeño –era casi enano- escribió un relato ínfimo y potente, y fue aplaudido por ello. El minificcionista gigante –medía más de dos metros y era fuerte como un coloso- escribió un relato conciso y sublime; fue aclamado. El autor pequeño sintió enorme envidia y una compleja serie de ataques de furia, tras los cuales creó un nuevo texto: brillante, mínimo y pleno de significado. El gigante leyó ese cuento y quedó embelesado, tanto que redactó, a manera de secuela, una minificción perfecta, auténtica joya de la economía verbal.

Continuaron escribiendo y por fin se encontraron en una tertulia. Leyeron sus textos en contrapunto y sacaron aplausos. Conversaron el resto de la noche y se hicieron amigos. Podrás encontrarlos en bares, cafés o librerías. Es fácil reconocerlos: se ven felices, siempre portan libros y libretitas para anotar ideas para minificciones. Ah, uno es ciclópeo y el otro es diminuto. Pero sabemos que eso da lo mismo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Diego, muy buena mini!, me ha gustado mucho como va la relación.

te felicito por el blog, que no lo conocía, llego por medio de Lilian.

De paso aprovecho para dejarte una invitación para que pases por mi espacio www.minificciones.com.ar
ya que compartimos el gusto por la brevedad.

Te dejo un saludo y nos mantenemos en contacto.

Delfín

Malignamente Hueviada dijo...

Yo no conocía tu blog.

Esta bien bueno te diré.

Llegué a través del G80.cl

Anónimo dijo...

Diego, te cuento que nos tomamos el atrevimiento de subir esta mini en nuestra web (por supuesto haciendo referencia a tu persona), espero que estés de acuerdo y que sea de tu agrado.

Te dejo un saludo y un link directo para que veas como quedó el post: http://minificciones.com.ar/?p=106

saludos!

Delfín

 
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