17 agosto, 2015

Causalidad y causalidad electrónicas

Se cortó el pelo y su correo electrónico se borró. Recordó la historia de Sansón, pero la desechó como explicación.
Se hirió el talón con un clavo oxidado, soltó  el computador y se hizo añicos; perdió toda la información. Recordó la historia de Aquiles y -tras un rato consagrado a las reflexiones- la desechó como explicación.
Por caminar en la calle hablando por teléfono, tropezó y cayó sobre un madero aguzado que se clavó en un ojo, y recordó la historia de Polifemo. La desechó, con dudas.
Como pudo, se incorporó, restañó la sangre del ojo vaciado con un pañuelo y caminó vacilante, pensando cómo conseguir un GPS. Cuando vio ante sí la enorme cruz, emprendió la retirada en desesperada carrera.



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