19 enero, 2014

El tanatólogo asesino 2

Llegó el momento de celebrar el milésimo homicidio del tanatólogo. Decidió conmemorar este logro sacrificando a su impertinente Director. Procedió con la acostumbrada eficacia, agregando el lógico grado de placer que proporciona la existencia de un móvil en esta clase de ejecuciones.
Todo funcionó a pedir de boca hasta el momento en que el médico debió realizar la autopsia. Se ensañó aplicando mutilaciones a todas luces excesivas e innecesarias, al contrastarlas con la causa de muerte determinada.

Este hecho atrajo el interés del auditor interno, que murió –como era de esperar- antes culminar su tarea. La autopsia fue rápida y simple. Las personas aprenden de los errores, usted sabe.

1 comentario:

Sémola dijo...

yo quiero saber qué le sigue pasando al tanatólogo asesino.

 
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