08 abril, 2006

A propósito de buenas películas

Buenas noches y buena suerte

Hace unos pocos días fui a ver esta estupenda película dirigida por George Clooney. Se las recomiendo sin reservas. Filmada en blanco y negro, con magnífica fotografía y actuaciones sobresalientes, exenta de cualquier grandilocuencia, y con una banda musical de excepción. Sin perjuicio de estos y otros méritos sobresalientes, como la calidad del guión, la trama jamás deja de inquietarnos, al modo de un thriller, pero utilizando materiales propios del mundo de la política: los oscuros manejos del poder, el manejo de los medios de comunicación (y por ende de las conciencias) por parte de los grandes consorcios. Un tema de absoluta actualidad. Y un goce para los sentidos: actuaciones magníficas, dirección impecable, imágenes atractivas (el retro del blanco y negro tiene potentes efectos expresivos los cuales vale la pena poner atención).

La historia es simple. Un personaje especial la enhebra: el renovador periodista Ed Murrow, cuya fama proviene de sus reportajes de la Segunda Guerra Mundial. Transmitía directamente en onda corta desde el frente y su voz se convirtió en un icono de verdad, bravura y humanismo. Su potencia renovadora lo llevó a convertirse en un forjador de la televisión en sus propios inicios. Allí destacaron sus esfuerzos por plasmar sus ideales en pro de la libertad de expresión. De ese modo llegó a enfrentarse al temido senador Joseph McCarthy, adalid del fascismo norteamericano, fanático perseguidor de comunistas que ensombreció la posguerra en Estados Unidos.

Murrow trabajó en el programa See it now de la CBS desde 1951 a 1957. Allí se desarrolla la acción, cuando Murrow y su equipo deciden enfrentar la maquinaria montada por MacCarthy para perseguir a los presuntos comunistas y sus colaboradores por doquiera, a costa de lo que fuese: intriga, montajes, ejercicio del terror, presiones de todo tipo. Se requerían agallas para hacer frente a esos nuevos inquisidores, alimentados por la ultraderecha y toda clase de sponsors ligados al poder. Este es el episodio que aborda la película y no cuento más para que vayan a ver Good nigh and good luck, la clásica fórmula de cierre del programa que Murrow hizo famosa.

La película propone un tema candente para la actualidad chilena y por cierto mundial: la forma en que los medios de comunicación, y en especial la televisión, han ido convirtiéndose en algo muy distinto a lo que la teoría de la libertad de expresión establece. Esto por obra y gracia del predominio de los intereses de grandes empresas que son quienes financian la televisión (o cualquier medio) a través de la publicidad. ¿Cómo ignorar los efectos de una noticia que afecte negativamente a una persona o entidad ligada a quienes financian el funcionamiento del canal? Las intrincadas redes donde se teje el poder hacen aún más complicado el cálculo de tales impactos.

¿Cómo estar tranquilos y confiados en el futuro en un país democrático si es que los principales medios de comunicación están en manos de grandes consorcios o bien dependen de éstos para subsistir? La libertad de expresión no puede reducirse simplemente a que nadie sufra represión por decir lo que piensa, como ocurrió durante la dictadura; es imprescindible garantizar, asegurar por todos los medios posibles, el imperio del pluralismo, espacio a las diversas opiniones. De esto habla Ed Murrow en el inquietante discurso que pronuncia hacia el final del excelente film. Verlo y reflexionar sobre sus proyecciones es algo que recomiendo sin reservas.
 
hits Blogalaxia Top Blogs Chile