31 diciembre, 2015

Realismo o renuncia: despidiendo el 2015

Mi personaje no sabe si le gusta el realismo; se lo pregunta hundiéndose los incisivos.
Tras unos segundos concluye que abomina de él. Detesta devenir en conformista.
Entonces le menciono la renuncia y estalla en llamas: que no va a renunciar a nada, menos a lo imposible, que los sueños son el motor de la humanidad, y que de preferencia me vaya a freír monos al averno de los  ingenuos.
Arteramente (bien lo sabe usted), lanzo mi estocada gramsciana; aquello del pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad. Lo dejo seco, touché, por un buen rato. Elucubrando.
¿Cuál voluntad, la de quién?, contraataca mi personaje (que nunca se da por vencido, vaya convenciéndose). Aquí hay una sola voluntad que se impone por sobre cualquiera, y usted lo sabe, no venga a joder con esa moneda de la democracia.
Pero hemos avanzado, contrarresto, eso no puede negarlo; no puede tapar el sol con un dedo.
¿Avanzado hacia dónde? Dígame usted donde vamos, querido amigo…

Voy por una botella de cola de mono y un par de vasos. Es lo mejor para cerrar este año. Ya está claro que nos vamos a fastidiar de este modo las últimas horas de 2015. No nos vamos a poner de acuerdo. Eso es lo único claro. Aunque sí hay una coincidencia: no pretendemos pensar igual. Solo pensar. Eso es lindo. Trae esperanzas. ¡Feliz 2016!

27 diciembre, 2015

Realidad y sueño

El caballo galopa con energía, salta y se difumina igual que su jinete. Fragmentos desaparecen, otros se diluyen, y algunos se mantienen sólidos, palpables. Se mezclan con el viento y vuelan felices como una carcajada.
En mi sueño no ocurre así: ni el caballo es tan hermoso, ni el jinete tan diestro, ni hay ráfagas de aire fresco, ni la velocidad es asombrosa. Todo es sólido, visible, constatable, moroso e imperfecto.

Tal vez mis sueños son demasiado vívidos  y la realidad se escapa por los bordes. Eso entiendo. 

19 diciembre, 2015

Otros mundos: Arboretum

            Todo el mundo es un árbol gigante, nada más existe que él y sus habitantes: animales e insectos. No existen otras plantas, excepto unas de flores rojas muy bellas que son parásitas; casi animales, podría decirse. Los pájaros son pequeños y de variedad y aspecto muy amplios; multicolores, de trinos melodiosos, inquietos; hacen de los amaneceres un auténtico concierto.
            La procedencia de la luz es un misterio: proviene de una zona desconocida y lejana, donde han de hallarse las fronteras o los límites de Arboretum. Nadie ha llegado a tales confines, aunque expedicionarios decididos los ha habido, y bastantes; jamás han regresado y se ha construido una leyenda negra sobre esta clase de aventura. Así se contiene el espíritu de los jóvenes animales impetuosos.

            Los animales son bellos e inteligentes, hay doce clases muy diferentes entre sí. Conviven en paz, con escasas diferencias. Cultivan la música imitando los pájaros, la pintura sobre corteza del gran árbol, la recolección de los abundantes frutos que se prodigan y la escritura de textos como este. He enviado varias copias con jóvenes aventureros. Confío en que alguna de ellas llegue a sus manos, gentil ser desconocido. 

05 diciembre, 2015

Albores de navidad

Desde la barricada, los rebeldes lanzan coloridos ramos de flores hacia la multitud que se los pelea, desquiciada. Dos gánsteres apuntan con sendas bananas a la Monalisa, que a cambio les dirige un lanzallamas amenazando que prenderá sus cigarrillos. Dos soldados se besan apasionadamente en una esquina mientras Caperucita pasea al Lobo firmemente sujeto de una espinosa cadena. Los policías mean en las esquinas y Cristo sigue crucificado en el frontis de la catedral, con grandes bolsas de regalos colgando de las manos exánimes.

14 noviembre, 2015

Gato con nido

El felino de nuestra historia pensó tanto en los pájaros a lo largo de su vida que los convirtió en su razón para vivir. Los acechaba con sus ojos magnéticos desde cualquier escondite: camuflado entre las ramas, desde los puntos altos, en las sombras. Rara vez los atrapaba, pues era algo lerdo; tampoco necesitaba alimentarse con ellos; era un gato de casa, bien cuidado y nutrido.
Con los años, llegó a amarlos; abandonó el propósito ancestral de la cacería. Les agradaba contemplar la majestuosidad de su vuelo, los ornamentos que algunos lucían como si fuesen joyas, sus trinos melodiosos y originales. Así, fueron llenando su mente. Por fin, en sus últimos tiempos, surgió un nido sobre su cabeza.

Por los bordes construidos con finas ramas apenas sobresalen sus puntudas orejas. Se escucha el piar de las jóvenes aves. Nuestro gato se aprecia feliz. Es un gran espectáculo. 

04 noviembre, 2015

Diego Muñoz Valenzuela, ha cultivado el microrrelato desde mediados de los 70 y es uno de los principales exponentes contemporáneos del género en Chile e Hispanoamérica. Demonios vagos es una antología de su trabajo en este género preparada por el profesor Cristián Montes.
La antología está compuesta tanto por microrrelatos publicados en los libros: Nada ha terminado (1984), Ángeles y verdugos (2002), De monstruos y bellezas (2007), Microcuentos (2007) Las nuevas hadas (2011), Breviario mínimo (2011) y Microsauri (2014).
En la presente antología es posible apreciar diversos registros estilísticos y expresivos. Uno de estos registros es el género fantástico. En concordancia con el estilo de Cortázar, el ingreso a lo fantástico se presenta como un quiebre con las coordenadas de la realidad descrita o como una ampliación de la misma.
En lo que concierne al discurso de ideas desplegado en los diversos microrrelatos, predomina, de manera explícita, pero también en sordina, la denuncia de lo sucedido en Chile en tiempos de la dictadura militar. El período dictatorial, el trauma social todavía imperante y la necesidad de un duelo colectivo, son unidades temáticas que el discurso de ideas reelabora desde variados ángulos de significación.

10 octubre, 2015

Mañana viajo a Croacia a presentar la versión croata de FLORES PARA UN CIBORG en Zagreb y Pula, editada por ALFA y traducida por Zeljka Lovrencic. Presentaré la novela en Zagreb y en Pula, donde asistiré a un encuentro de escritores sobre la libertad y no libertad en nuestra sociedad moderna.
Flores para un ciborg fue premiada en el concurso Mejores Obras Literarias por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura en 1996, y publicada al año siguiente por Random House Mondadori, con gran presencia en medios y buen nivel de ventas. Fue reeditada en 2003 por RIL Editores y en 2011 por Simplemente Editores; es decir, posee tres ediciones en Chile. También fue publicada en España en 2008, en Italia en 2013 y ahora en Croacia.
La novela forma parte de la trilogía del cyborg –mixtura de ciencia ficción, género negro y novela social- está conformada por tres novelas: Flores para un Cyborg (1997), seguida por Las criaturas del ciborg (2011) y continuada por Ojos de metal (2014).

07 octubre, 2015

Fábula de aves humanizadas

 El recinto es cerrado y sombrío, apenas iluminado por una solitaria ampolleta colgante. La mujer pájaro se afirma con sus garritas al columpio de su jaula de oro gracias al prodigioso manejo de su larga cola emplumada y contempla con devoto amor al gran pájaro de rigurosa etiqueta que la vigila desde su silla. De la mano del pájaro hombre emerge la cuerda que acaba en la pulsera que aprisiona la pata de la mujer pájaro, una precaución innecesaria, pues ella lo adora con una fuerza solo comparable a la devoción de él. Así permanecen, vinculados ad aeternum, convencidos que los unen ataduras inútiles y febles, amantes eternos e indestructibles.

04 octubre, 2015

La sirena monstruo

para Javier Perucho


La sirena ha despertado convertida en cefalópodo bajo su  ombligo perfecto. Se mantiene reclinada cómodamente sobre una chaise longue, afirmada por sus brazos ebúrneos. Con uno de sus ocho tentáculos sostiene un espejo de plata donde refleja su belleza sin par. Otra de sus extremidades enjuga un pañuelo humedecido por la conciencia de su terrible aspecto. El tercero cepilla su cabello con peineta de oro. Los restantes miembros ondulan al ritmo de las olas marinas que estallan muy cerca, furiosas y admirables. Ay de los pretendientes que caigan en su celada.

02 octubre, 2015

Amores de otra época

La muchacha rubia con rizos dorados y traje carmín en la torre más alta del castillo frente a la ventana por donde entra el viento a raudales y llega el gran pez rojo a robarle un beso con sus grandes ojos fijos. Ella cierra los suyos para soñar la realidad y el pez escribe este relato.

26 septiembre, 2015

¡Vivo el ojo!

Es una sirena bellísima, pero maligna. Se echa semidesnuda en la playa para asolear su cola azulina y secar su cabellera ensortijada y rojiza. Los varones caen redondos, obnubilados por sus pechos perfectos y generosos. Ella simula que no percibe la presencia de los galanes, deja que se acerquen y entonces los atrapa para devorarlos. Lo he visto con estos ojos. Sus manos de doncella se transmutan en garras con uñas filosas como navajas. La delicada boquita de fémina se convierte en una mandíbula provista de colmillos letales. Despedaza a los incautos en un dos por tres; les desgarra el tórax y las piernas con especial fruición, sorbe los ojos como delicatesen, saborea las orejas como trufas. El sexo lo deja para postre: mastica con vigor, primero la verga, luego los testículos.  Los restos, en su mayoría cuero y huesos, los arroja a un pozo insondable. Por fin, regresa a su frágil y atractiva forma de doncella marina.

Es insaciable, cuídense de sus apetitos. Sé que están grandes, pero alguien tiene que advertirles.

20 septiembre, 2015

Dilema de la rata blanca

Dentro del roto bulbo de la ampolleta está atrapada una rata blanca de laboratorio con grandes ojos negros desesperados. A su alrededor una campana de cristal la encierra de manera hermética. La campana está dentro de un huevo con manchitas marrones como pecas. Y el huevo dentro de otro mayor, sobre el cual se cierne un martillo en un mundo distinto al nuestro. Imagine el próximo hecho que acaecerá en tal universo, en el entendido que las reglas que usted conoce son del todo inválidas.

17 septiembre, 2015

Resiliencia a los desastres

El terremoto comenzó causando primero desconcierto, luego temor, finalmente pánico. Lo que ignorábamos es que jamás terminaría. Hubo que acostumbrarse a coexistir con el terremoto: trabajar, comprar, ducharse, enamorar. Lo que más me costó fue lograr rasurarme: suelo cortarme con excesiva frecuencia. Lo demás fue simple: hacer la cola de los bancos, confeccionar cheques, negociar precios, responder al correo electrónico.

En suma, ya estamos allanados a esta tembladera infinita. 

13 septiembre, 2015

Ateísmo 29

Se me apareció de improviso, quizás con el ánimo de sorprenderme. Cabeza de pescado, cuerpo de mosca, voz atiplada, alas doradas. Un engendro. “Tú no puedes ser dios”, le espeté con furia. Después lo acribillé. Dios no existe.

11 septiembre, 2015

Once

Los bombarderos cruzan el cielo sobre el Palacio de la Moneda. Explosiones, llamas, humo, órdenes, ráfagas, botas contra el pavimento, temibles helicópteros. La tónica de aquellos días amargos y terribles convirtiéndose en impronta. Combatientes épicos disparando los últimos cartuchos para defender al Gobierno Popular. La represión científica, sistemática, destinada a descabezar la organización del pueblo. Los torturadores uniformados y sus métodos aprendidos en las escuelas internacionales. Las primeras reuniones clandestinas por donde trata de asomar la esperanza. La larga lucha para regresar la democracia, camino plagado de héroes. Las transacciones y los pactos para entregar los emblemas del poder. El acomodo, el olvido y la gradual renuncia a los principios. Así han pasado los años, Salvador: ya suman cuarenta y dos.




09 septiembre, 2015

Post it

El hombre se cubrió completamente con papelitos amarillos engomados sobre los cuales escribió múltiples deberes. Así lo encontraron, frente al escritorio donde reposaba su computador, todo cubierto con urgentes notas doradas. Lo pusieron en un ataúd que pronto estuvo empapelado con despedidas emotivas. En su tumba suelen dejarle flores de papel áureas, de las que emanan fragancias en forma de palabras.

06 septiembre, 2015

Ateísmo 28


Examinó el comportamiento de sus criaturas: no pudo comprenderlo. Había fracasado; en consecuencia decidió actuar. Eliminó su propia existencia y las dejó solas, abandonadas en el mundo.

04 septiembre, 2015

El hombre de las gafas enormes


            La primera vez que vi en persona a Salvador Allende fue en un mitin para las elecciones presidenciales de 1964, como candidato del FRAP (Frente de Acción Popular). Yo estaba feliz, instalado sobre los hombros de mi padre, observando a ese señor de lentes con marcos tan gruesos hablando desde una improvisada tribuna en los alrededores del Parque Forestal. Su discurso estaba lleno de pasión y aunque miraba de vez en cuando unas cuartillas invisibles para nosotros, parecía que las palabras brotaban de su corazón, y no desde una reflexión prefabricada. Yo era un niño, incapaz de vislumbrar el significado completo de su discurso, pero sí pude advertir la contagiosa emoción que emanaba ese hombre entrañable. Describía un mundo nuevo, esbozado en sus sueños, mientras flameaban estandartes azules desde donde sonreía un sol pleno de ilusión.
                Como yo era un niño, no sospechaba la importancia que el hombre de profusos anteojos iba a tener en mi vida, y en la de millones de chilenos en los años venideros. Menos todavía podía adivinar los sentimientos que ahora me embargan ante la sola mención de su nombre, emociones que van intensificándose con el transcurso del tiempo. ¡Cuántas veces evité pensar en su apellido, aunque lo hubiese gritado mil veces, transmutado en consigna poderosa, aunque lo hubiese pintado en los muros de la ciudad, trasminado de lágrimas y risas! Para evitar el dolor, para enterrar ciertos sufrimientos, para vadear un terreno cenagoso, donde aguardan ciertas reflexiones con sabores amargos. Una sensación difusa, extraña, inasible; un sabor a hiel que visita la garganta. De alguna forma comprendo hoy, ahora que escribo estas líneas, que he tratado de exorcizar su nombre, aunque parezca lo contrario. Y no ha sido por cobardía, ni por vergüenza, ni por neutralidad, ni oportunismo, ni conveniencia, sino porque intuyo que entraña una reflexión pendiente para mí, para todos nosotros. No estuvimos a la altura, no estamos ahora, mucho menos...
            No se confunda usted que me lee. No vaya a creer que le he arrancado el traste a la jeringa. O sea, conscientemente no. Y sin embargo, lo he hecho. Tampoco voy a avanzar demasiado en esta oportunidad, eso es lo peor. Es apenas el comienzo de una deliberación conmigo mismo. Y con ustedes. Intentaré explicarme nuevamente.
            Creo que no comprendimos, no entendimos sus sueños. Ninguno de nosotros. Todavía no lo hacemos. Quizás entendimos otra cosa, algo que se asemejaba al mundo que narraba en sus palabras, pero que no era. Lo aplaudíamos y las palmas celebraban otra idea distinta, una que estaba al otro lado, más allá de, inalcanzable. La formidable distancia que a veces se da entre la racionalidad y las emociones. Tan lejos, tan cerca, Salvador Allende.
            En la campaña presidencial de 1970 escribí decenas de veces su apellido en las calles de Santiago, vestido con un mameluco impregnado de pintura de todos los colores del arco iris. Escribía Allende, pero en verdad pensaba en solidaridad, en amor, en libertad, en esperanzas, en justicia; poco en mí, mucho en los demás. Yo trazaba enormes letras en el estilo del pop-ar,t y mis camaradas, delirantes chascones adolescentes, las iban rellenando con las brochas que sumergían en los tarros de pintura amarilla, verde, roja. Nuestra alma se quedaba allí, adherida a las paredes de Santiago. Pintábamos sueños, no consignas.
            Cuando vivimos el interminable invierno que se extendió por diecisiete eternos años, no vaya a pensar usted que no hice nada, que me quedé con las manos en los bolsillos, esperando un milagro. Que renegué del hombre de las gafas enormes. No, no viene de allí mi amargura, no se equivoque. Es otra cosa, es algo infinitamente más complejo que cualquier escritura, que cualquier pieza de música que pudiera ejecutarse. No voy a poder decírselo, ¿me entiende? En medio de esa noche terrible escribí su apellido y agregué a su lado la palabra VIVE. No estuve solo, había muchos otros al mismo lado. También escritores y artistas. No fui un héroe, para nada, estaba muerto de miedo, con frecuencia a punto de cagarme en los pantalones. A veces pintábamos durante el toque de queda. En la noche silenciosa, interrumpida apenas por el paso ocasional de las patrullas militares, nos parecía que el sonido de las brochas superaba el despliegue atronador de las orugas de un tanque. ALLENDE VIVE, escrito en letras temblorosas, espectrales, manchadas de miedo.
            El día que Salvador Allende ganó las elecciones, el 4 de septiembre de 1970, la increíble  noticia recorrió el país de punta a punta. El sueño hecho realidad, al cuarto intento, contra todas las probabilidades, las estadísticas y las encuestas; contra los poderes omnímodos, los internos y los foráneos. Derribado por una gripe brutal, estuve condenado a escuchar las noticias en la vieja radio a tubos que reposaba sobre el velador de mi padre. El corazón iba dándonos vuelcos con cada cómputo. Ocurría lo imposible. Aquello que demandaban los estudiantes en el París de Mayo de 1968, estaba convirtiéndose en palpable materialidad: seamos realistas, exijamos lo imposible. Lloré de alegría junto a esa bendita radio que me traía las noticias de mis compañeros felices, diseminados por el país, por el mundo. Con cierta sensación culposa, alentados por mi pujanza, mis padres salieron a celebrar, y aunque estuve solo esa noche, mientras los demás celebraban en las calles, jamás –en el resto de mi vida- he vuelto a sentirme tan acompañado.
            Después tantas cosas, tantas. Lo que algunos llaman el devenir de la historia (¡qué simple suena dicho así!). Vi muchas veces al Compañero Presidente, como lo llamábamos con auténtico cariño. En marchas, aniversarios, salones, en la televisión, con una sensación cada vez más rica en emociones.  A poco andar del gobierno de la Unidad Popular, la marcha de los acontecimientos comenzó a parecerme insoportablemente morosa. Todo esfuerzo me parecía insuficiente, precario, tímido. Aunque también percibía los peligros de la desunión y los esfuerzos siniestros de la derecha fascista y los oficiales del imperio.
El cielo fue adquiriendo tonos grisáceos y la atmósfera se cargó de electricidad hasta un extremo insoportable. Recuerdo el 10 de setiembre de 1973 como un día triste, gris, tenso, pesado; el ambiente anunciaba hechos terribles. Al día siguiente, muy temprano, partí caminando desde mi casa al colegio; una distancia de por lo menos cincuenta cuadras. No había microbuses, esa era la razón de la caminata; las continuas huelgas de transportistas procuraban paralizar la actividad productiva, las clases, todo. Por eso los estudiantes que apoyábamos al gobierno de la Unidad Popular nos levantábamos de madrugada para asistir a clases; lo sentíamos nuestro deber patriótico. Nuestro profesor de matemáticas hizo lo propio ese día; antes de la hora oficial estábamos iniciando su clase con la mitad de los alumnos. Antes de las nueve de la mañana ingresó intempestivamente a la sala uno de nuestros compañeros de curso anunciando, exaltado y feliz, el golpe militar en curso. Nos miramos espantados, atónitos, aunque el suceso era más que previsible a esas alturas. Los aviones de la Fuerza Aérea comenzaban a sobrevolar la Moneda a escasos doscientos metros del colegio (era el Instituto Nacional).
Bajamos al subterráneo para organizar la resistencia. Éramos un puñado de adolescentes dispuestos a defender al gobierno del Presidente Allende hasta la última gota de sangre. Allí esperamos una hora que llegaran unas armas que jamás arribaron. El ruido de los Hawker Hunter era atronador, terrorífico. Un profesor vino a decirnos que nos fuéramos para la casa. “Nunca van a llegar esas armas, muchachos, váyanse antes que los masacren”. Nos fuimos, con los ojos rojos, llenos de lágrimas y de rabia. El bombardeo estaba próximo a iniciarse y se escuchaban ráfagas de ametralladoras por doquiera y el espantoso trepidar de los helicópteros que llevo grabado en la médula de los huesos. Milagrosamente tomé una micro aparecida como por arte de magia, tal vez la última, en silencio. Nadie hablaba. Imperaba un silencio sordo y terrible que me apretaba el estómago con su peso infinito. Todo el camino de regreso experimenté una amargura tremenda. Una vez en casa, alcancé a escuchar su discurso, antes de que los aviones derribaran la antena de la Radio Magallanes, último bastión de la libertad de prensa.
            He escuchado a muchas personas referirse en términos condenatorios al suicidio de Allende: que habría podido organizarse un gobierno en el exilio, menos represión, dictadura más corta, en fin, críticas miopes e injustas. Su suicidio fue el último acto de lucidez histórica, de entrega, de sacrificio por los demás. No tuvo sentido para él vivir la derrota de su proyecto político, porque no estaba derrotado, sólo interrumpido. La vía democrática al socialismo es posible, nos quiso transmitir; ahora es imposible, pero otras personas lo lograrán en el futuro.
Éramos demasiado débiles, crueles, mezquinos, desunidos, flojos, ingenuos, siniestros, serviles, egoístas, estúpidos para que fuera posible aquel sueño. Podemos aplicar esta misma frase en presente: somos... Eso es lo que me dolió ese día, lo que me sigue doliendo, cuando recuerdo el rostro del hombre con las gafas grandes, el hombre que tantos años encarnó las esperanzas más altas del ser humano. Y que lo sigue haciendo, más allá de la muerte, con esa voz tan querida que me susurra sueños por dentro.



Diego Muñoz Valenzuela

02 septiembre, 2015

Execración del nazismo

La cabeza de Hitler bañada en mierda dentro de una bacinica. Los putos bigotillos untados en petróleo ardiendo. El führer gesticulando furibundo sumergido en un pozo séptico  donde nadie puede verlo ni oírlo. La pulcra faz del líder nazi cortada en diagonal por un preciso hachazo. Sus pequeños ojos crueles vidriosos, nebulosos por la muerte, anulados por la nada.

29 agosto, 2015

El sobreviviente

El único pájaro atraviesa el cielo de la ciudad vacía y silenciosa. Su vuelo es agitado, urgente, incierto, trémulo, empavorecido. Nadie lo ve, ni personas, ni animales, ni otras aves. La urbe está muerta y solo el ave vive. Y usted lee esta historia mientras el abandono y el miedo ascienden como serpientes heladas por su espalda.

26 agosto, 2015

Senectud de los superhéroes

La Mujer Maravilla estaba vieja, canosa y medio esquelética; le colgaba piel de los antebrazos, enormes patas de gallo decoraban su rostro anguloso y colmado de ojeras, manchas cafés y granos. Batman estaba obeso, la guata flácida colgaba sobre sus piernas raquíticas esforzadas al máximo para sostener a el pesado tronco; los ojos tras el antifaz se apreciaban enrojecidos y muertos. Supermán estaba enjuto, roñoso, encorvado; los ojos hundidos en la calavera que tenía por cabeza se complementaban bien con las escasas greñas que habitaban el cuero cabelludo; el traje le quedaba grande, suelto, grotesco.  Flash se movilizaba en una silla de ruedas gracias al empeño de una enfermera rubia y rolliza. No me atreví a pedirles autógrafo, di media vuelta unos metros antes. El cansancio y la nostalgia brillaban en sus ojos apagados. 

22 agosto, 2015

El recurso del ególatr

Léame a mí no más, no desperdicie su tiempo. Ningún otro autor valdrá la pena, no lo compruebe por sí mismo. En este paisito nadie ha escrito una historia interesante, apenas uno que otro texto prescindible. Acá, bajo mi nombre –quizás debe decir marca- encontrará oro puro. ¡Qué digo! Platino, esmeraldas, zafiro, perlas, diamantes, riqueza incalculable. Tampoco espere vanamente que otro escritor pueda igualarme en el futuro.

Ni siquiera soy el más grande, sino el único.

19 agosto, 2015

Ateísmo 14

Nadie podrá superarte en el diseño y la construcción de tu mejor infierno. Lo mismo vale para tu cielo, pero es más difícil.

17 agosto, 2015

Causalidad y causalidad electrónicas

Se cortó el pelo y su correo electrónico se borró. Recordó la historia de Sansón, pero la desechó como explicación.
Se hirió el talón con un clavo oxidado, soltó  el computador y se hizo añicos; perdió toda la información. Recordó la historia de Aquiles y -tras un rato consagrado a las reflexiones- la desechó como explicación.
Por caminar en la calle hablando por teléfono, tropezó y cayó sobre un madero aguzado que se clavó en un ojo, y recordó la historia de Polifemo. La desechó, con dudas.
Como pudo, se incorporó, restañó la sangre del ojo vaciado con un pañuelo y caminó vacilante, pensando cómo conseguir un GPS. Cuando vio ante sí la enorme cruz, emprendió la retirada en desesperada carrera.



14 agosto, 2015

El zombi ateo

Quiso atacarnos el horroroso no muerto, pero lo paré en seco con un formidable golpe en pleno pecho. Se encogió ante el impacto, como si le doliera. ¿Acaso sienten dolor los zombis? Estaba fétido ya. Lo tomé de la garganta con repugnancia y temí que se le fuera a desprender la cabeza. Por suerte aguantó.
-Dinos cómo es el otro mundo. Qué viste allá –le propiné un par de cachetadas sobre su verdosa cara con la finalidad de motivarlo.
-Nada, nada –masculló- ¿Quieren que les narre historias de luces celestiales, ángeles y babosadas similares? Son unos pelotudos. No hay dios ni cielo, idiotas. Esto es todo. La única vida posterior a la que pueden aspirar es esta –se golpeó el pecho con vanidad y volvió a doblarse por el dolor.
-Aquí el único idiota eres tú –le separé la cabeza del tronco con un contundente uppercut-, ahora sí que finalizaste. Buenas noches.
Esa fue su despedida y epitafio.
-No existe dios, ya lo escucharon –concluí-. Ahora echemos unos tragos, que la vida es corta.



11 agosto, 2015

Antiutopía 1

            El ácaro mutante entró por su oído mientras D dormía, perforó el tímpano para abrirse paso al cerebro. D aulló de dolor y saltó de la cama, desesperado. La molestia pasó pero dejó su huella. D se acostó, inquieto. El ácaro inició su avance; con sus quijadas filosas cortaba e iba devorando la materia gris. D había caído a un pozo de sueños negros y profundos, sin escapatoria. Sus recuerdos se iban borrando a medida que el ácaro realizaba su labor devastadora. Cuando al día siguiente D abrió los ojos, el trabajo estaba hecho y el objetivo cumplido. Se iniciaba una nueva era.

08 agosto, 2015

Vengador sucesivo

Lo atravesó con una certera estocada y murió ipso facto. El desdichado contendor se derrumbó y el espadachín lo abrió en cruz. Por el tajo salió un hombre más pequeño que el anterior. De inmediato se tornó belicoso y atacó al asesino de su predecesor. El diestro esgrimista se apresuró a darle muerte y cuando -de acuerdo a su inveterada costumbre- lo destripó, de su interior emergió un enano furioso. Aunque menudo, el chico era de cuidado; con un salto se precipitó al cuello del criminal, que aprovechó el momento para demediarlo con un solo alfanjazo. Una vez más, de los restos mortales surgió un vengador tan furioso como minúsculo. 

Y así sucesivamente, hasta que el adversario alcanzó el tamaño de un ínfimo mosquito. El espadachín no pudo asestarle ni un solo golpe, y el ente microscópico se introdujo por el oído hasta el cerebro y le ordenó cortarse en dos a sí mismo. Obedeció. No tenía a nadie más en su interior.

05 agosto, 2015

Doble faz

Tenía un rostro por delante y otro por detrás. La cara del frente era bondadosa, límpida, sonriente. La trasera, abyecta, furibunda, artera. Ya ve usted, era una persona completamente normal.

02 agosto, 2015

Ateísmo 3

Yo no sería ateo si Dios existiera. Esa es mi prueba. 

31 julio, 2015

Ateísmo 2



Dios no cree en mí. En reciprocidad, yo no creo en él.

26 julio, 2015

Muerte enojada

Q llegó atrasado al momento establecido para su deceso. La Muerte estaba furiosa, a Ella nadie la deja plantada. Se fue. Por esa razón, Q ganó la inmortalidad. 

23 julio, 2015

La resurrección de la conciencia

La reapertura del caso de los jóvenes quemados, Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana, trae de regreso, una vez más, la eterna pesadilla de la dictadura militar. Así ocurrirá mientras se mantenga pendiente el ejercicio de una justicia eficaz con las miles de víctimas de la represión que las fuerzas armadas ejercieron contra los opositores durante 17 largos y terribles años. Aquellos que pretenden imponer el silencio y el olvido lo hacen amparados por su complicidad en estos horribles crímenes, o bien –y quizás sea peor- por conveniencia política y económica.
La culpa hizo su trabajo golpeando tres décadas en la conciencia de un exconscripto, hasta que rompió ese siniestro pacto de silencio establecido y amparado por oficiales del Ejército. Bendita sea esta acción de arrepentimiento y confesión, pero faltan muchas más. El daño provocado, la muerte, la tortura, la persecución sistemática que ejerció un estado fascista en contra de los ciudadanos que se atrevieron a enfrentar la injusticia, son inconmensurables, en verdad irreparables. Lo menos que se puede hacer es justicia y castigar a los culpables.  Esto porque hay otros daños que considero tanto o más terribles, catastróficos, que mencionaré más adelante.
Cuando la dictadura empezó, yo tenía 17 años; cuando acabó, 34. Esto es lo que vivió mi generación en su juventud: un horror sistemático. Apenas alcanzamos a disfrutar del sueño utópico de los 70, no fuimos actores decisivos de ese periodo, pero tuvimos que asumir las consecuencias. La mayor consecuencia fue la convivencia con el terror ejercido como sistema por un estado criminal. Aclaro que no pretendo que nadie me indemnice ni pida mi perdón por ello; tampoco existe la manera de repararlo. Como miles de compatriotas, me las he arreglado solo, y puedo seguir haciéndolo.
Quizás por qué sobreviví al horror cotidiano: suerte, ingenio, instinto, solidaridad, piedad. Muchos amigos quedaron en el camino desde los primeros días. Vivo y revivo cada día el dolor de su desaparición, tortura y muerte. He escrito sobre ello y sigo escribiendo, porque no puedo evitarlo. No puedo olvidar lo que viví. Y tengo que hablar por quienes no pueden hacerlo. Creo que ese es el sentido de haber sobrevivido.
Experimenté en carne propia los peligros y los rigores de la clandestinidad, los compartí con miles de compañeros y compañeras anónimas –los que sobrevivieron por ahí están, esperando algo impreciso, como yo- y me siento orgulloso de haberlo hecho. Puedo mirar de frente a mis hijos y contárselos: no eludí luchar con todas mis fuerzas y posibilidades contra un régimen cruel y oprobioso. Creo que es lo mejor que hice en mi vida. Y no esperé ni espero recompensas, honores ni reconocimientos por ello.
La verdad es que es muy modesto lo que espero. Un poco de justicia real, algo más que lo “posible”. Dije antes que el daño fue muy grande. Una auténtica hecatombe. Lo explico en lo que sigue.
El socialismo a la chilena, con empanadas y vino tinto, en democracia; la fórmula acuñada por Salvador Allende, representó un peligro atroz para los detentores del poder económico, político y militar. Un peligro mucho mayor que el “socialismo real”, burocrático, estaliniano, que terminaría por derrumbarse en unas décadas, tal como ocurrió.
Este era un peligro mucho mayor para los gigantescos y concentrados intereses de los amos, los visibles y los invisibles. Así se desató la intriga que culminó con el golpe militar que dio por tierra con el gobierno de Allende. Ahí comenzó a actuar la aplanadora fascista: exterminar a las organizaciones políticas de izquierda y a las organizaciones sindicales, eliminar a los mejores cuadros dirigentes: los más lúcidos, generosos, flexibles, innovadores y visionarios, partiendo por el propio presidente. Fue un trabajo sistemático de exterminio llevado a cabo en esos 17 años. Muy fructífero, si se juzga por los resultados.
También aprovecharon –esa era la finalidad al fin y al cabo- de destruir el sistema educacional, previsional, la salud. Jibarizar al estado, poblarlo de tecnócratas, introducir la venalidad en los sistemas de gobierno, instaurar las bases para el desarrollo de un experimento ultra neoliberal.
En ese mundo horrible vivimos, sin muchas esperanzas de cambio real. Con los partidos políticos al servicio de los intereses económicos, con las elites dominadas por aventureros, ignorantes y corruptos, con los intelectuales y artistas arrinconados, cooptados o domesticados. Con los medios de comunicación totalmente instrumentalizados y dirigidos.
Esta es una visión muy desalentadora, es verdad. Pero siempre es posible hacer algo. Partir por decirlo y reconocerlo. Luego, hecha la catarsis, vendrán los actos de ejercicio de la responsabilidad individual, como ha hecho el conscripto que rompió el pacto de silencio. O su propia reflexión: me dirijo a quien lee este texto. ¿Qué puede hacer usted? Yo he escrito estas palabras, tal vez impulsado por una difusa esperanza. Deben producirse muchos más de esta clase de actos, millones de ellos.
Eso podrá impulsar, quizás, otros actos mayores, comunitarios, ojalá multitudinarios que quiebren la presunta estabilidad del silencio, la neutralidad  y el conformismo. Siempre es posible hacer algo, más allá de los meros límites de los intereses individuales.
Conocí a Carmen Gloria Quintana. Fuimos compañeros de esperanzas. Admiro sin reservas su valor, su consistencia, su ejemplo moral. Conocí a muchas otras buenas personas, valientes, generosas, luchadoras. Me pregunto dónde estarán ahora mismo aquellas que sobrevivieron. Quisiera que den noticias de su existencia: que hablen, escriban, aplaudan, que hagan lo que les sea posible.
Como tantas veces ha ocurrido en la historia, la humanidad tiene el derecho irrenunciable a soñar un mundo mejor y el deber de ponerse en movimiento para cambiarlo.

Diego Muñoz Valenzuela
escritor
.


18 julio, 2015

Alienígenas intrusos

Vasili es un viejo amigo cosmonauta que de vez en cuando me visita y trae obsequios de planetas recónditos. Siempre tengo una botella de vodka reservada para atenderlo: me cuenta sus últimas aventuras, bebe como cosaco y al final –cuando está borracho como cuba- me entrega el regalo, cuya naturaleza no fue anunciada de modo alguno. A esa altura tampoco cabe esperar explicaciones de su parte: su estado es deplorable.
La semana pasada repitió su rutina y me dejó una especie de pez plano alienígena. Estaba dentro de un cubo de cristal ambarino al que estaban adosados una serie de minúsculos aparatos. Vasili de fue tambaleando y me dejó con la criatura. Era de color verde oscuro y piel de apariencia suave. De pronto, tras un largo periodo de inmovilidad, abrió unos grandes ojos esmeralda, preciosos, muy humanos. Me miró con ellos de manera seductora; hizo un guiño coqueto.
Realizó un rápido movimiento y la tapa del cubo –que creí hermética- se levantó. Mi casa se inundó con un perfume embriagador. Aquella cosa saltó sobre mí sin previo aviso, distendiéndose para envolverme en un abrazo total y exquisito. Vino un periodo de placer intenso, mayor a cualquiera experimentado hasta entonces. Cuando desperté, la criatura estaba de nuevo en su cubo, aparentemente sumida en un profundo sopor.

Ahora la contemplo con arrobación. Espero con inquietud que despierte. Estoy perdidamente enamorado. Vaya líos que me acarrea Vasili.

16 julio, 2015

Gobiernos de pacotilla

El Ogro Tesko amaneció de mal humor y se puso el uniforme de gala, las charreteras, sus falsas medallas y comandó un golpe de estado en contra del presidente al que había jurado lealtad. Logró que sus soldaditos ejecutar al gobernante y sus principales colaboradores, Tras semanas de terror, sintió que el nuevo poder –el suyo se había asentado. Entonces tuvo que pensar en un programa de gobierno.
Decidió consultarle a su novia, la Bruja Ladora. Ella le sugirió el camino más seguro:
Reducir:
·         Los impuestos
·         El tamaño del estado
·         Las fiscalizaciones a los privados
·         Los beneficios sociales
Aumentar:
·         Las franquicias a los exportadores
·         Las externalizaciones a los privados
·         El fomento de las inversiones
·         La cantidad de policías

Fue un gobierno exitoso: los ricos se hicieron más ricos. El resto, usted ya lo sabe. 

14 julio, 2015

Fantasía zoológica 2

El pájaro vuela aunque no posea alas. Le falta una pata completa. No obstante en su pecho tiene una cavidad donde habita un pájaro pequeño, que nos mira con curiosidad. El nuestro es un mundo muy raro.

11 julio, 2015

Vigencia de Carlyle


“Las revoluciones son preparadas por los utopistas, realizadas por los fanáticos y al final aprovechadas por los sinvergüenzas” , Thomas Carlyle, Historia de la Revolución Francesa.



Lea los titulares de la prensa los últimos seis meses.

10 julio, 2015

Ateísmo

Soy ateo. Por esa causa Dios se enfureció conmigo y me sometió a un vendaval de infortunios. Soporté todo con dignidad y tesón. Le dije que tanto abuso era prueba de su inexistencia o al menos de su inutilidad. Desde entonces no me ha molestado.

07 julio, 2015

Lepidópteros

A Chuang Tzu le dio por transformarse en vampiro. Hurgó en sus sueños hasta que dio con Drácula. Dejó que el conde lo mordiera y le extrajera hasta el último ápice de su sangre. Chuang Tzu murió a la luz de la luna llena. Al poco rato despertó y se convirtió en mariposa. Trató de seguir al príncipe de la noche, pero este desapareció tras una terrible y humillante carcajada.
Desde entonces se lo pasa libando el néctar de las flores. Las sobrevuela un rato antes dejarse caer con violencia sobre ellas. Las acomete con furor ridículo y procede a libarlas sin compasión. Después, extenuado, se deja arrastrar por el sopor. Y sueña.


03 julio, 2015

El día del milagro

Una vez que se anunció que Chile ganó la Copa, se desató un júbilo indescriptible. Los empresarios donaron la mitad de su patrimonio al estado para promover el desarrollo igualitario y prometieron solemnemente no practicar más la corrupción, ni las influencias ilegítimas en beneficio de sus negocios. Los representantes y autoridades gubernamentales que habían infringido la probidad, renunciaron con efecto inmediato, y documentaron la devolución de los fondos mal habidos. El futbolista mohicano y tatuado abandonó el alcohol públicamente y comprometió su ayuda a los bomberos. El arzobispo reconoció la protección nefasta a la pedofilia y propuso el fin del celibato. El ejército se auto disolvió y la policía se democratizó. Los políticos que se habían retirado de la vida activa debido a las malas prácticas imperantes, conformaron un gobierno unido por el progreso, la libertad y el pensamiento. Se decretó la gratuidad de la educación y de la salud.
Ganar la copa es difícil, pero quizás sea una forma de gatillar esta fantasía. En una de esas.


29 junio, 2015

Solipsismo

Estoy demasiado solo para ser buena compañía.

24 junio, 2015

Amores intertextuales

Soñó que lo amaban tan intensamente que despertó. Se sintió solo y triste en medio de la noche helada. Allí, junto a él, en su cama, no había nadie; nunca lo hubo. Se concentró en escribir una historia sobre filósofos que sueñan con ser mariposas, que a su vez sueñan con ser filósofos. Se quedó dormido de nuevo y volvió a soñar que lo amaban, esta vez por la eternidad completa. No quería salir de ese mundo onírico, más abrió los ojos Se puso a escribir de nuevo, ahora la historia de un motociclista que tiene un accidente, pierde la conciencia y cae en una pirámide de sacrificios donde tiene una fantasía extraña. El sopor lo devoró para que regresara a los brazos de su amante, esta vez para siempre, sin retorno, ni motecas, ni lepidópteros, ni filósofos, ni motos.


22 junio, 2015

Monólogo de Jekyll y Hyde

-Hola, Jekyll –saludó Hyde desde el espejo-. ¿Qué tal estás, loco de mierda?
-Bien- respondí desde el otro lado-, sanando enfermos, aunque tal vez debería dedicarme a eliminar sabandijas molestosas.
-El que debiera ser eliminado, exterminado, defenestrado, eres tú, matasanos del demonio. Conozco tu lado oscuro, sé lo pavoroso que puede ser.
-En todo caso, no me refería ti, Hyde, pero es una buena idea. La mejor que ha salido de tus labios desde el día fatal en que te apareciste en mi espejo.
-Agradece que estoy de este lado…
Apagué la luz del baño. Así termino estas discusiones. Si por él fuera, podríamos estar días enteros. 

Ahora me iré a dormir. ¿Qué hará mientras duermo?


19 junio, 2015

¿Dónde dios?

¿Dónde dios, dónde? En la mirada de Elizabeth Taylor, entre los senos de Marylin Monroe. En un retrato de Modigliani o una partitura de Mozart. En los senderos de la Alhambra. En un bosque donde te has extraviado. En el perpetuo movimiento del océano. En el incomprensible infinito, la nada, el vacío. En Piazzola tocando el bandoneón, en un orgasmo epifánico, un poema de Alberti o de Neruda. Por ahí estará. ¿Dónde dios, dónde?

16 junio, 2015

Ganarle a nadie

No era fácil que en toda una vida no le hubiera ganado a nadie. Eso meditó el leguleyo aquella mañana gris y fría. Y convirtió ese récord en motivo de orgullo.

14 junio, 2015

Pareja 3

Mito secundario producto de la creación del universo por parte de una divinidad.

13 junio, 2015

Encuentro con la Utopía

         
Caminé por muchas horas por aquel bosque milenario, entre lianas y sombras, acompañado a momentos por el canto del chucao, sin cruzarme con nadie. Buscaba, sin encontrarlo, el camino que llevaba a un glaciar. Allí hallé sin querer a la pájara, abatida, bastante desplumada, desprovista de colores, sin ningún indicio que confirmara su esplendor pasado. Tiritaba de frío, delirante, y debí envolverla entre mis brazos para devolverla a la vida. Deslicé en su pico un trago de pisco: el efecto fue mágico, aleteó con vigor y quiso escapar de mis manos como de una jaula. Recobró el aliento y me reconoció como a un viejo amigo. “En qué andas”, preguntó curiosa. Le respondí que buscando el glaciar. “Yo vine a lo mismo, pero no di con él”, repuso con amargura. “No siempre se encuentra lo que uno busca”, sentenció y la pájara me clavo sus ojos cargados de una tristeza infinita. “Mejor te devuelves”, aconsejó, “pronto caerá la noche en este bosque y la gelidez calará los huesos más duros”.  Insistió en quedarse allí, sola. Me pidió la botella de pisco. Se la entregué y la atesoró entre sus plumas revenidas. Algo dijo, pero no entendí. Tampoco quise voltearme. Ya había emprendido el retorno.  

10 junio, 2015

Elefante acróbata

El elefante acróbata es un portento. Trota sobre la cuerda que por su peso se dobla como si estuviera floja. Ni el más hábil de los macacos podría emularlo.  “Claro”, comenta un envidioso criticón de los que nunca faltan, “el proboscídeo se ayuda con una pértiga. Así, cualquiera”, agrega. Cuando llega al mástil, salta al trapecio y comienza a ejecutar saltos mortales; termina con uno triple y se lanza a la red, donde rebota muchas veces.  El criticón vomita su ácido: “la gracia seria que no usara red”. EL paquidermo salta de la red y se encarama a unos zancos gigantes con los que corre por la arena, enardecido, mientras recibe una ovación cerrada. Como cierre salta como un pescado y aterriza sobre el criticón, que apenas alcanza a vomitar sus propias tripas. El público se pone de pie. Gran final.

07 junio, 2015

Cabeza de chancho en domingo

Fui al mercado a comprar una cabeza de chancho. Cuando ubiqué el expendio apropiado, le pedí al más fornido de los carniceros que me vendiera la cabeza de chancho más grande que tuviera. Abrió una de las puertas y extrajo una realmente enorme. ¿Cómo la quiere?, preguntó. Vacía, hueca, especifiqué, sáquele todo. Me dio una mirada de curiosidad. Hágalo con prolijidad, le pagaré cinco mil pesos extras por su trabajo, aclaré, bien limpia y seca. Por esa suma las hago de cirujano, repuso. Diez minutos después me entregó la cabeza ahuecada envuelta en papel de periódico y bien protegida en bolsas de plástico. Salí de allí y la saqué de sus envoltorios. Bellísima, exclamé. Me la calcé con cuidado y saqué el espejo de mano. Perfecto, di un aullido de felicidad. Me eché a caminar. La gente se apartaba de mi camino, asustada. La expresión del puerco era feroz. El carnicero era un artista: le dejó asomados los enormes colmillos. Me eché correr rumbo al bulevar. Ese fue un gran desbarajuste: las personas huían despavoridas. Nadie me enfrentó, hasta la policía escapó; manga de cobardes. Fue una excelente tarde de domingo, esas que suelen ser aburridas y plácidas. 

05 junio, 2015

El autocuento

Se escribió a sí mismo, sin mi intervención. Era el mejor cuento jamás escrito. Puedo asegurarlo, aunque lo haya olvidado. La misma entidad que lo concibió, procedió a borrarlo de la máquina. Y de mi mente. Maldita sea.

03 junio, 2015

El taxidermista

Me hace pasar muy amablemente. Es una vieja casona de aires señoriales ubicada en un cerro de los suburbios, rodeada de un parque bellísimo, poblado de árboles enormes y antiguos.
-¿Vive solo aquí? –pregunto mientras sigo sus pasos.
-Desde que mi esposa falleció. Hace ocho años –respondió sin voltearse.
-Quiero que embalsame a mi perro. Por eso vine aquí.
-Viene muy poca gente. Y nadie por mis servicios. Estoy retirado hace mucho –carraspeó y siguió avanzando por el pasillo estrecho y oscuro.
-Quería mucho a Nerón. Era mi única compañía. No quiero prescindir de ella.
-Lo entiendo. Pase a la sala de estar, por favor.
Entra a una estancia amplia iluminada apenas por la escasa luz que logra filtrarse a través de las cortinas de terciopelo gris.
-Ya no trabajo, pero puedo hacer una excepción. Entiendo que se sienta solo.
Me acomodo en un sofá. Entonces la veo, sentada al frente. Lee una revista con los anteojos puestos. Sonríe con discreción. Un vaso de licor la espera eternamente junto a la mesita de luz.
-Mi trabajo es bueno. No se arrepentirá. Cuando termine con usted, iré por su perro. Estarán juntos para siempre.
No puedo moverme. Es como si una soga invisible me lo impidiera. Sé que es el terror. Entonces veo las otras figuras inmóviles. Y el grito muere en mi garganta, antes de poder salir.


 
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