A
Chuang Tzu le dio por transformarse en vampiro. Hurgó en sus sueños hasta que
dio con Drácula. Dejó que el conde lo mordiera y le extrajera hasta el último
ápice de su sangre. Chuang Tzu murió a la luz de la luna llena. Al poco rato despertó
y se convirtió en mariposa. Trató de seguir al príncipe de la noche, pero este
desapareció tras una terrible y humillante carcajada.
Desde
entonces se lo pasa libando el néctar de las flores. Las sobrevuela un rato
antes dejarse caer con violencia sobre ellas. Las acomete con furor ridículo y
procede a libarlas sin compasión. Después, extenuado, se deja arrastrar por el
sopor. Y sueña.
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