Aquella niña tiene una boca muy
grande y horrible, que semeja la entrada a uno de los peores infiernos
imaginables Consulta mi opción ante la pregunta estándar: “¿dulce o
travesura?”. Sé de inmediato que se trata de un simple formulismo. Mi destino
se encuentra sellado. Le entrego un enorme paquete de dulces y lo arroja dentro
de aquella cavidad negra e infinita. “Más” exige con la gigantesca oquedad muy
abierta. Allí me lanzo en un impulso notable para acabar con esta historia.
30 octubre, 2014
22 octubre, 2014
Viaje nocturno
Leonor despertó a la luna para hacer más apacible y translúcida a la
noche. La luz blanquecina sostuvo una breve batalla con la oscuridad antes de
hacerla retroceder hacia los más impenetrables reductos.
Después se despojó de las ropas, tomó un gran sombrero color naranja y
con cinta de terciopelo, y se echó a volar suavemente por los barrios
cordilleranos que eran los más favorables para un viaje de esa naturaleza.
18 octubre, 2014
Ojo y espejo
El
ojo había llegado. Estaba allí, en medio de la habitación. Enclavado en la
pared arrojaba una mirada terrible y profunda que le hacía tintinear las
terminaciones nerviosas. Esa mirada no lo dejaba olvidar lo que había que
olvidar, ni recordar aquello que es imprescindible.
Pero
ahí estaba, ensoñador, magnético, impasible. Enorme. Casi de su propio tamaño,
con horribles sanguinolencias y venas enrojecidas, y la pupila dilatada. Se
aterrorizó, golpeó el espejo hasta destruirlo y volvió con gran calma hacia su
órbita.
15 octubre, 2014
Muerte del mago
El último Gran Mago agoniza, viejísimo y agotado su cuerpo, pero lúcida su mente, poderosa y viva su magia como el primer día, hace milenios.
Acuden a despedirse cientos de seres fantásticos productos de su poder; ángeles y sirenas, licántropos y vampiros, monstruos fabulosos que sollozan sin consuelo junto a su lecho, que es la piel de un unicornio.
El Kraken y la serpiente marina, criaturas preferidas y privilegiadas, lloran silenciosamente, con respeto, sobrecogidas, sin pensar siquiera en chapotear o salpicar.
- Sólo el Hombre no ha venido - señala el anciano, con un gesto de inmenso dolor -, sólo él. Y muere.
Acuden a despedirse cientos de seres fantásticos productos de su poder; ángeles y sirenas, licántropos y vampiros, monstruos fabulosos que sollozan sin consuelo junto a su lecho, que es la piel de un unicornio.
El Kraken y la serpiente marina, criaturas preferidas y privilegiadas, lloran silenciosamente, con respeto, sobrecogidas, sin pensar siquiera en chapotear o salpicar.
- Sólo el Hombre no ha venido - señala el anciano, con un gesto de inmenso dolor -, sólo él. Y muere.
02 octubre, 2014
Alienígenas
Cuando abrí la
puerta del excusado, encontré al maldito extraterrestre instalado allí. El
almuerzo me había caído pésimo y necesitaba el inodoro con urgencia. Me miró a
través de su escafandra translúcida con aquellos enormes, oblicuos y oscuros
ojos de alienígena. Tenía abajo la parte inferior de su traje espacial. Hedía y
eso empeoró la situación porque sentí náuseas. Vomité sobre su escafandra. El
asqueroso fluido que salió de mis entrañas escurrió empañando el vidrio. Al
fulano no debe haberle agradado mi acción, por cierto involuntaria, y llevó
rápidamente su mano –o lo que fuera, tentáculo, seudópodo, pata- a la altura donde debieran estar sus
caderas. Ya he visto suficientes películas del far west; a mí no me vienen con cuentos. Le vacié la Walther 38 sobre el pecho. No quería que
me saltaran vidrios al rostro. Ocho agujeros aparecieron sobre su traje de
cosmonauta, y por ellos comenzó a escurrir
un fluido verde esmeralda. Antes de que cayera y siguiera emporcándolo
todo, lo levanté en vilo para arrojarlo dentro de la tina. Me senté al fin. Y vino el alivio,
aunque apestara la podredumbre de la criatura convulsionando en la bañera.
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