30 diciembre, 2009

Acerca de licántropos


La luna brilla siniestramente sobre la ciudad amurallada y el licántropo despierta convulso. Es hora de trabajar. A duras penas se viste: sus garras son torpes para esa tarea. Están hechas para desgarrar, no para abrochar botones. Tras grandes esfuerzos logra cerrar el botón superior de su camisa alba. Ahora debe anudar la corbata escarlata. Suspira resignado. Quince minutos después sale de su casa vestido de rigurosa etiqueta, aunque sin zapatos. No hay talla que soporte esas enormes zarpas. Sube a su coche y parte a toda velocidad. Cuando llega a la discoteca sus admiradores lo aclaman. Es la celebridad de la fiesta. Él sonríe con discreción y se encamina al escenario, salta, ruge y se pone a bailar al ritmo de la música estruendosa. Devórame, lobito, le grita una muchacha. Muérdeme el cuello, aúlla otra. Chupa mi sangre. Poséeme. Mátame. Eso le piden, como cada noche. Deberá elegir, como cada noche, una dama a quien hacer feliz.

20 diciembre, 2009

Estética


Visitó en su taller al pintor de monstruos para solicitarle un retrato. Quedó feliz con el resultado. Era una obra de belleza extraordinaria.

12 diciembre, 2009

Miedos del escritor


Temía la noche, pues era el momento de dormir. Sabía que sus personajes lo perseguirían en sueños sin misericordia.
Al llegar el día, feliz, bosquejaba sus pesadillas.

10 diciembre, 2009

Deja vu: la metamorfosis


Cuando el bello escarabajo despertó, vio con horror que se había transformado en Gregorio Samsa.
Tras el espanto, pensó que el asunto le resultaba familiar. “Debo haberlo vivido o soñado antes. O quizás leído”.

04 diciembre, 2009

LUGARES SECRETOS PUBLICADO EN CROACIA


El 19 de Noviembre de 2009 fue presentado en la Biblioteca Nacional y Universitaria de Zagreb (Croacia) el volumen de cuentos LUGARES SECRETOS (TAJNA MJESTA) del escritor chileno Diego Muñoz Valenzuela, publicado por ZNANJE, una de las casas editoriales más prestigiosas de Croacia.


En la ocasión, se refirieron al autor y su obra el Doctor Tihomil Maštrović, director de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Zagreb; Alberto Sepúlveda, el Embajador de Chile en la República de Croacia; Tomislav Vintar, Presidente del Grupo Editorial Znanje, y la traductora Zeljka Lovrenčić. El actor Dubravko Sidor leyó varios fragmentos de la obra. Además la traductora entrevistó al autor ante un público estimado en doscientas personas.


La prensa acogió esta publicación con noticias y reportajes, destacando la nacionalidad chilena del autor y su pertenencia a la generación del 80, que surgió a la escritura en medio de una dictadura. De la veintena de cuentos incluidos en el volumen, se destacaron características tales como el predominio de lo fantástico, la soledad y el abandono en la urbe moderna, y la presencia del humor, calificándolo dentro del ámbito de la narrativa postmoderna.


En la prensa se afirmó, por ejemplo, que “algunas de estas historias ilustran fielmente la atmósfera de miedo y desesperanza durante la dictadura en Chile”, que es el caso de Auschwitz, La biblioteca, El visitante. Da “la impresión de que los personajes de Muñoz Valenzuela son personas de carne y hueso, víctimas de la sociedad como una bailarina erótica (Bailarina de topless) o un saxofonista loco (Cruzar la calle). “Diego Muñoz anima a pensar sus historias de profunda introspección, y sugieren que nuestros lugares secretos interiores no sólo significan aislamient,o sino que de alguna forma se conectan con el resto del mundo.


Asimismo en diversas entrevistas y crónicas de prensa, se destacó su obra en géneros innovadores como la ciencia ficción y el microrrelato.

01 diciembre, 2009

Civilización futura 2


Le dijo en todos los tonos al robot lo que era, o lo que creía que era. Primero con arrogancia, enérgico, violento por momentos. Luego paciente, entregando fundamentos sólidos, ordenados, bien estructurados. Finalmente en súplica, de rodillas, implorante, empapado en lágrimas de auto compasión. No hubo caso, el robot ejecutó la sentencia que llevaba programada. Hacía muchos años que nadie leía un libro. Un escritor nada tenía que hacer en aquel mundo moderno. El seco estampido regresó las cosas al orden previsto.

29 noviembre, 2009

Civilización futura 1


Conectó el tubo de oxígeno a su máscara e inspiró dos veces con gran intensidad. Se sintió mejor, fuerte y lúcido. Dio arranque a su nuevo jeep y se precipitó por la supercarretera. El coche reclamó combustible y programó una detención en la próxima estación de recarga. Recibió una llamada de su mujer. Por su tono de voz, estaba desesperada, pero no le entendía nada debido a las interferencias. El automóvil se detuvo para llenar el tanque. La aguja se atajó a la mitad. Un mensaje surgió en el visor. “Su fondo de pensión está agotado. Consulte a la central”. No logró comprender. Aceleró el jeep para regresar a la supercarretera subterránea. El teléfono se había apagado. Pronto el auto se paralizó. “No tiene crédito para el peaje”, anunció la pantalla. El motor se extinguió. Una fuerza invisible levantó la máquina y la arrastró a una oscuridad sin retorno.

21 noviembre, 2009

Desventuras de Odiseo


“¿Acaso crees que soy idiota y nunca supe acerca de tu idilio con Circe?”, espetó furiosa Penélope, azotándole el rostro con el sudario tejido por sus manos extrañadas. “Mátalos a todos, o perderás toda honra, pues cada noche terminé este sudario para revolcarme sobre él con alguno de mis pretendientes”.

14 noviembre, 2009

Alzheimer


El avance de la enfermedad fue devastador. Su cerebro se limpió de recuerdos, como si un operador invisible se empeñase en hacer espacio para almacenar una enciclopedia. Olvidó todo: la ambición desmedida, el deseo de imponerse a cualquier voluntad, la codicia, su afán por la traición y la intriga, el arte de la muerte y su predilección por la violencia, la incapacidad de amar. Se convirtió en un anciano bueno, misericordioso, de límpida mirada.

07 noviembre, 2009

El dragón


Depositó su gigantesco corpachón cubierto con escamas verdes en el Central Park una tibia mañana de mayo, como si hubiera tenido la intención de regocijar a los niños que jugaban y gritaban en el césped, vigilados de cerca por sus padres. Al principio, creyendo que se trataba de un anuncio publicitario, no le hicieron mucho caso. El dragón tuvo miedo del bullicio y trató de escapar, batió las alas, levantó polvo, mas nada consiguió, a excepción de la atención de los presentes que comenzaron a rodearlo. Estaba viejo y enfermo. Intentó exhalar una lengua de fuego para desanimar a los imprudentes, pero sólo una ridícula voluta de humo emergió desde sus fauces. Un niño se encaramó por su lomo chillando de felicidad. Cerró los ojos; estaba tan cansado.

31 octubre, 2009

Cuento con ogro y bruja


El ogro queda mirando muy feo a su esposa, la bruja, aunque en realidad ella sea la antiestética en cuerpo y alma. Alza el brazo como si fuese a descargarlo sobre la nariz retorcida y verrugosa, pero a última hora se arrepiente.
-Eres una bruja manipuladora, un ser horrible y pérfido. Me has hecho desdichado –concluye con tristeza.
-Todo eso lo sabías antes de casarte conmigo, estúpido –le responde con voz cascada la anciana de aliento fétido y ponzoñoso-, pero más pudo tu interés por el dinero.
-¡Qué dinero, bruja maldita, si con el precio de tus hechizos no alcanza ni para el maíz de las gallinas!
-El del tesoro que hurté a Barbanegra después de convertirlo en sapo. ¿Acaso no lo sabías…? –pregunta incrédula, abriendo todo lo que puede sus ojillos maléficos.
-No.
-¿Fue por amor entonces, bello y bobo ogro, eso quieres decir? –interroga conmovida, con los ojos llorosos- ¿Tantas vicisitudes por nada? ¿Cómo he podido hacerlo? –duda unos segundos pero finalmente toma una compleja decisión- Descorre la alfombra y levanta la trampa de madera, allí está el tesoro.
El ogro ejecuta la tarea con diligencia. Una bóveda repleta de diamantes, rubíes, esmeraldas, perlas, metales nobles. Extrae una poderosa espada de oro macizo cuyo mango está engastado con piedras preciosas.
-Ese es un regalo para ti, hermoso ogro, por tu amor –anuncia la bruja con voz musical-, fue la espada del invencible Carlomagno.
El ogro blande el arma con fiereza y decapita a su esposa con un mandoble cabal. La infernal cabeza de la hechicera rueda por el piso de piedra e intenta lanzar una maldición, pero ya es tarde: la hoja de oro ha cortado sus vínculos con el averno. La dulce elfa emerge de su escondite y tomando por los cabellos grises la testa balbuceante la arroja a las llamas de la chimenea. El alarido tapa los efectos del chisporroteo infernal. La elfa salta a los brazos del ogro para besarlo con pasión.
-Ves, querido, el amor es más fuerte. Y la paciencia una virtud poderosa. Se lo enseñaremos a nuestros hijos, ¿verdad?

25 octubre, 2009

Ciudad Nueva


La ciudad ofrece rincones nuevos por doquier, basta con disponerse a recorrerla dotados de espíritu de aventura. Caminamos por sus calles como si fuera una ciudad extranjera, atentos a las sorpresas que el azar quiera depararnos. Al comienzo lo hicimos para vencer el pantanoso tedio donde nos fuimos hundiendo. Estábamos acostumbrados a rodar por las calles de Nueva York, Buenos Aires, México, Roma. Hasta a Shangai habíamos llegado a dar con nuestras almas. Eso ocurría en la época en que el dinero sobraba, se acumulaba en montañas virtuales en la cuenta corriente. Cuando ya se formaban cordilleras, organizábamos un viaje para toda la familia: Montevideo, Sao Paulo, Montreal, San Francisco, lo que fuera. Me parece que vivíamos arriba de los aviones. Así era nuestra vida hasta que se me ocurrió cumplir cincuenta años y la empresa donde trabajaba, a modo de celebración, decidió darme de baja con honores. Salí por la puerta grande, como suele decirse. Soñaba con las nuevas oportunidades de trabajo entre las cuales tendría que optar. Haría un concienzudo análisis antes de tomar una decisión. Me sentía tranquilo, optimista; la casa estaba pagada y no tenía deudas.
Pero nunca más encontré un trabajo. Nadie necesita ancianos en sus empresas. Eso aprendí. Por suerte Mariana tiene trabajo. Con ese dinero pagamos el supermercado, el colegio de los niños, la bencina y las cuentas de la casa. Para las emergencias –arreglos propios de la casa, los regalos, las medicinas y otros imprevistos- vamos devorando mis ahorros, que con terror veo menguar, mes tras mes. Tuvimos que suspender la televisión por cable, internet, los celulares y vender el segundo auto. Recién vendimos la casa en la playa porque no podemos solventar más los dividendos; la diferencia la deposité en mi cuenta para compensar las mermas continuas. Con frecuencia despierto transpirando, agitado, convulso. Una y otra vez se repite el mismo sueño: vago por desierto sediento y agónico. El agua de mi cantimplora se va agotando y me sigue una jauría de hienas hambrientas, cuyas fauces siento aproximarse. Mariana sabe de mis sueños y trata de consolarme con sus besos. “Ya va a pasar esta mala racha” me dice.
Por cierto ya no podemos viajar a ninguna parte. Así inventé los paseos de fin de semana. Escogemos un barrio y generamos un plan para recorrerlo. Al comienzo, este trabajo inicial hacía solo, pero ahora todos participan. Afortunadamente la ciudad es grande. Todos los meses emerge un barrio nuevo, así es que jamás nos quedamos sin panorama. Tenemos el cuidado de disfrazarnos para no parecer sospechosos. Para visitar los barrios de nuevos ricos, nos vestimos con elegancia, los hombres con traje, corbata, zapatos lustrosos; las mujeres con vestidos de seda y zapatos sin talón, muy bien peinadas y maquilladas. Poseemos tenidas especiales para cada tipo de barrio: de millonarios, aristócratas, empresarios, profesionales, empleados, obreros, cesantes, vendedores. En los sectores proletarios usamos ropa vieja y destartalada, y pasamos desapercibidos acaso nos ensuciamos un poco manos y rostros y nos revolvemos el cabello. Fue difícil convencer a mis hijos, pero terminaron por acostumbrarse.
A mis antiguos amigos no los veo nunca, progresivamente dejaron de llamarnos. Los escasos parientes nos han olvidado también, en consecuencia, vivimos solos y felices, sin interrupciones. Ayudo a los niños más pequeños con sus tareas. Cuido la chacra que he ido creando en el patio; gracias a ella disfrutamos de frutas y verduras gratis. He concebido la idea de criar conejos pero me preocupa que se produzca demasiado olor y eso moleste a los vecinos. Cuando estoy por sentirme abatido, abro el mapa de la ciudad sobre la mesa del comedor y me aboco a estudiarlo. Es una urbe extraña, llena de misterios, desconocida, apasionante. Cada día me siento más extranjero en ella.

21 octubre, 2009

Entretenciones


El rinoceronte de la taquilla dio un resoplido feroz y me extendió la entrad y el vuelto con su mano de dedos cortos y torpes. Le sonreí compungido y desaparecí lo más rápidamente que pude. El gorila de uniforme azul me cortó la entrada después de inspeccionarme con una mirada penetrante. Galopé por el sendero de entrada para visitar la jaula de los humanos. Mi atracción preferida es arrojarles galletas de chocolate con crema porque combaten con fiereza, como bestias que son.

14 octubre, 2009

Ducha matinal


Ayer instaló la nueva ducha teléfono. La antigua apenas tiraba el agua y se había convertido en un tormento largo y progresivo. El baño de la mañana se convirtió en una experiencia frustrante, la peor manera de comenzar un día. Por eso decidió reemplazarla. Cuidadosamente escogió el modelo y llegó agitado a la casa dispuesto a instalarla esa misma noche para disfrutar en breve los beneficios del cambio. Durmió feliz y esperanzado.
Llegó el añorado amanecer. Caminó hacia el baño, se desnudó y abrió la llave con placer. El cálido y vigoroso chorro resultante de la conjunción de centenares de surtidores ínfimos se estrelló contra su piel. Suspiró. Mucho mejor de lo esperado. Primero sintió ardor, pronto vino el malestar y al fin el dolor. Abrió los ojos para ver su piel cayendo a la tina en jirones. El hombro y el brazo estaban descarnados y se veían los huesos a los cuales todavía se mantenían adheridos algunos desgastados tendones. Soltó la ducha y el chorro maléfico disolvió su abdomen, luego la ingle y por último las piernas. Quiso gritar, pero el chorro saltó a su rostro para borrarlo. La tina, el baño, la casa empezaron lentamente a disolverse. Sólo se oía aquel espeso borboteo del chorro.

07 octubre, 2009

Estatuas en los parques


Desde el principio de los tiempos, las estatuas fueron concebidas como torrecillas de reposo para las aves y simultáneamente como repositorios de sus desechos. A estos efectos, se escogen como modelos personajes ilustres, de preferencia gloriosos, que representan odios seculares, envidia o al menos recelos. De este modo durante los plácidos fines de semana los cínicos, los apóstatas, los ácratas y los escépticos logran reponerse de sus amarguras al pasear por los parques y las plazas.

04 octubre, 2009

Carlos Olivárez, el bebedor de cocacola


Conocí a Carlos Olivárez, el Mono para los amigos, a comienzos de la década de los 80, muy probablemente en la Casa del Escritor. Miento. La verdad es que lo conocí más de una década antes, cuando leí Concentración de bicicletas, una colección de cuentos que despertó mi vivo interés en aquel momento (siendo un quinceañero) y me conectó con los Novísimos, una generación con la que la propia –la de los 80- entabló rápidamente -cuando esto fue posible (me refiero a los efectos compartimentadores de la dictadura militar)- una conexión muy fuerte
Los Novísimos donde contamos autores relevantes como Carlos Olivárez, Poli Délano, Antonio Skármeta, Ariel Dorfman, Eugenia Echeverría, Fernando Jerez, Ramiro Rivas, Luis Domínguez y Mauricio Wacquez, enfrentaron la coyuntura social de fines de los años 60, el Gobierno Popular de Salvador Allende, la interminable dictadura militar y el retorno a la democracia. Estos son más o menos los mismos sucesos que marcaron a fuego –con un desfase generacional- a la Generación de los 80. Y eso genera un hermanamiento profundo, al cual podemos añadir otros vínculos como la influencia gravitante de otras literaturas, la norteamericana y la europea, el boom latinoamericano, los aires libertarios de la revolución de las flores, la influencia y el compromiso con las ideas revolucionarias y una larga lista de elementos históricos comunes.
De este modo resultaba inevitable el encuentro con el Mono, y eso ocurrió a comienzos de los 80, como he dicho muy posiblemente en algún rincón poco iluminado de la Casa del Escritor, y en medio del oscuro escenario de la dictadura, con persecución, censura previa y rebeldía efervescente. Cuando supe quién era aquel personaje de ojos oblicuos, pómulos salientes, ancha cabeza, pelo retinto y sonrisa fácil, apariencia por la que recibió la distinción cariñosa de Príncipe de Arauco, me di maña para iniciar una conversación con él. Y fue cosa fácil, porque él estaba bien informado –como solía estarlo de todo- acerca de las andanzas iniciáticas de nuestro “team” ochentero.
Larga charla sobre literatura chilena y universal, sobre amigos comunes como Jorge Teillier y Rolando Cárdenas, sobre los tiempos heroicos del Pedagógico (reeditados en aquellos años con la resistencia universitaria) y personajes literarios claves como algunos ya nombrados, sobre chascarros y anécdotas ocurridas en la misma sede de la Sociedad de Escritores, poblada en esos años por toda clase de seres extravagantes, ingeniosos, temerarios, dementes o geniales, así como por agentes de seguridad a la caza de alguna información. Tras una hora de conversaciones, decidimos trasladarnos a un sitio más apropiado, y eso me trajo grandes expectativas. Nos sentamos en un bar, y ante mi sorpresa, él pidió cocacola. No podía creerlo. El ídolo se venía al suelo. Yo pedí algo más serio, y él no se inmutó. Después supe que para el Mono, el trago había quedado atrás para siempre, consumida ya la dosis para una vida completa. O para varias vidas. Continuó la conversación sin límite, aquella vez y muchas veces más en el futuro. Era un escritor ocurrente, simpático, divertido, agudo, sabio, una delicia de persona. Yo pedí otro trago y él otra cocacola, inaugurando un acuerdo tácito que se prolongó en el tiempo.
Unos años después, Carlos, junto con Fernando Jerez y el entonces recién retornado Poli Délano, alentaron al Instituto Cultural Chileno-Francés para realizar un Encuentro de Narrativa llamado ENCUENTO, que provocó mucho revuelo en aquella época. Fue una especie de puesta en escena, emblema de la narrativa chilena en años difíciles, y un lanzamiento propiamente tal para muchos autores de los 80. Posteriormente, la Editorial Bruguera dirigida por Hugo Galleguillos, publicó los cuentos leídos en este evento en un volumen que forma parte de la historia literaria más relevante de aquellos años.
Fue difícil de creer al comienzo: íbamos a leer nuestros cuentos ante un masivo público ávido e inteligente, desafiando la censura. Bellos afiches, programa, luego la publicación del libro en una edición muy hermosa. Y más encima nos pagaron derechos de autor, un verdadero bautismo de fuego. Recuerdo que Carlos en una reunión nos dijo que debíamos haber enmarcado aquel primer cheque en vez de cobrarlo. Pero tras contemplar ese valioso documento, incrédulos y felices, la necesidad tuvo, como suele tener, cara de hereje. Lo cobramos y lo gastamos sin piedad al día siguiente. Eran tiempos difíciles.
En la rutina del consumo infinito de cocacolas –única bebida que aceptaba el Mono, leal hasta las últimas consecuencia, un auténtico baluarte de la fidelidad de marca- participaban muchos otros escritores, entre ellos Ramón Díaz Eterovic, Fernando Jerez, Ramiro Rivas, Poli Délano (ninguno de ellos bebedores de cocacola precisamente). Las sucesivas rondas iban tornando traposas las lenguas a medida que avanzaba la noche, y para nuestra sorpresa la lengua del Mono también se iba amodorrando al mismo ritmo. Terminábamos hermanados en una borrachera colectiva de whisky, vodka, gin o lo que fuera –nosotros los bebedores- y el abstemio consumidor de cocacolas. Ignoro si era resultado del reflejo de un bebedor jubilado, una forma de solidaridad consciente, o un efecto no catalogado aún de la gaseosa estelar.
A comienzos de los 90, época en la cual Ramón Díaz Eterovic y el que escribe estas letras, asumimos la conducción de la Sociedad de Escritores, sin más respaldo político que la absoluta orfandad y la máxima ingenuidad, amén de varios buenos amigos con buena voluntad, encontramos en Carlos Olivárez un eficaz colaborador que alentó la creación de SIMPSON 7, una revista literaria que por su calidad, dimensión y originalidad dejó huella profunda, como tantas otras aventuras que el Mono emprendió.
En aquellas numerosas horas de charla con el Mono, desfilaron centenares de historias, personajes y anécdotas memorables que darían para más de un libro. Entre ellas la engreída confesión de que -durante la época en que trabajó como redactor creativo de agendas publicitarias- había inventado el ingenioso slogan VAMOS BIEN MAÑANA MEJOR, estandarte que la dictadura enarboló en aquellos años. No sé si era un invento de su mente de fabulador, muy posible explicación, o de una realidad desafiante. Por mi parte, yo le narré como a comienzos de los 80 una turba de rebeldes derribamos, destruimos e incendiamos un letrero luminoso con el referido slogan. Lo celebró con grandes carcajadas.
A Concentración de Bicicletas sucedió –tras un largo silencio narratico- Combustión Interna, un segundo volumen de relatos de tanta importancia y valor como el primero. A sus méritos propios de cuentista, más que suficientes para recordarlo con admiración, se añade su labor periodística y cultural en La Época, su trabajo como antologista y gestor cultural. Gran escritor, hombre sencillo y práctico, pleno de talentos múltiples. Muchas veces estuve en su casa, con su mujer, la querida Sonia y sus hijos Pablo y Rodrigo, respecto a cuyos progresos y andanzas siempre se preocupaba, orgulloso, de mantenerme informado. Todo esto refleja al entrañable Mono Olivárez a quienes tuvimos la suerte de conocer, respetar, querer y -desde hace diez años- extrañar.

03 octubre, 2009

La rock star del microcuento


Para Paulina Bermúdez

Viaja por todo el mundo recorriendo congresos, seminarios, conferencias. La aplauden de pie, aúllan, baten sus palmas, la esperan gritando en los aeropuertos para escuchar. Ordena, deduce, taxonomiza, establece categorías, interpreta y las masas vibran de felicidad. Sus conferencias están siempre repletas. Las revistas donde escribe se agotan y se transan a precios astronómicos en las bosas. Abandona un país para viajar a otro. Mientras vuela escribe artículos, conferencias, reseñas. Los fanáticos organizan el recibimiento. Una microhistoria que se repite una y otra vez.

29 septiembre, 2009

Alienígenas 1


Cuando abrí la puerta del excusado, encontré al maldito extraterrestre instalado allí. El almuerzo me había caído pésimo y necesitaba el inodoro con urgencia. Me miró a través de su escafandra translúcida con aquellos enormes, oblicuos y oscuros ojos de alienígena. Tenía la parte inferior de su traje espacial abajo. Apestaba y eso empeoró la situación porque me vinieron arcadas. Vomité sobre su escafandra. El asqueroso fluido que salió de mis entrañas escurrió empañando el vidrio. Al fulano no debe haberle agradado mi acción, por cierto involuntaria, y llevó rápidamente su mano –o lo que fuera, tentáculo, seudópodo, pata- a la altura donde debieran estar sus caderas. Ya he visto suficientes películas del far-west; a mí no me vienen con cuentos. Le vacié la Walther 38 sobre el pecho. No quería que me saltaran vidrios al rostro. Ocho puntitos verdes aparecieron sobre su traje de cosmonauta, y por ellos comenzaron a escurrir verdes color esmeralda. Antes que cayera, lo levanté en vilo y lo tiré a la tina para que no ensuciara más. Me senté al fin. Y vino el alivio, aunque podía oler la peste de la criatura que convulsionaba en la bañera.

27 septiembre, 2009

Sueños de una gata bizca


A Marcelo, Gabriela y Miguel, pero en especial a Sussy

Los escritores viajaron para participar en una lectura predestinada a no efectuarse. Los recibió una graciosa gata bizca que se les restregó con especial ternura. La hipotética lectura estaba programada en una esquina de un cerro. Hasta allí llegaron los autores, precedidos por la gata turnia trotando ágilmente. Los esperaban un fotógrafo cibernético, un revolucionario retirado (no muy diferente a los escritores), un perro lanudo y otros autores. Por un momento la esperanza brilló en todos ellos, pero luego se desvaneció alegremente. Al fin y al cabo, como ya sabemos, la lectura no era imprescindible. El mundo iba a continuar su marcha ineluctable e impredecible. El fotógrafo cibernético enarboló sus máquinas traídas del futuro y registró la lectura que no se efectuó. Muchas imágenes de aquel evento teórico. La gata estaba sentada como si aguardara aquella lectura que jamás se inició. El ojo bizco miraba hacia adentro graciosamente y hacía felices a los escritores. Por fin todos se fueron a beber y a conversar sobre trenes descarrilados, revoluciones fracasadas y libros maravillosos. Fue una tarde magnífica.
Unos días después, el fotógrafo envió las imágenes fidedignas de aquella quimérica lectura. Entre el numeroso y atento público, faltaba la gata bizca. En su lugar estaba Susan Sarandon, rodeada por libidinosos galanes que la moraban con picardía. Alguien comentó que los galanes que se parecían mucho a Kafka, Buñuel y Freud. Otro echó de menos a la gata. Pero como se trataba de un hecho que no alcanzó a ocurrir jamás, se quedaron con la alegría de aquella tarde imaginaria soñada por una gata bizca.

23 septiembre, 2009

Elecciones 2


La ambición es grande, pero los números no dan. Ni los votos presuntos, ni los aportes de los mecenas, que se han esfumado. Hay que liquidarlo todo, decide el candidato. No perseverar en el intento. Vender a precio de remate. Ahora. Votos, conciencias, palabras, programas, promesas, esperanzas, sueños. Habrá que dar explicaciones, aunque sean febles, precarias. Quizás algunos, unos pocos avispados, reclamarán traición. Los demás están acostumbrados. Seguirán el rumbo señalado o buscarán otra quimera. Números, nada más que números.

20 septiembre, 2009

Arenga a la patria


El asunto es clarísimo. A los cesantes les encuentras empleo o los conviertes en emprendedores. Construyes enormes cárceles para encerrar de por vida a los ladrones, los traficantes, los homicidas, los homosexuales, los terroristas y las prostitutas. No les concedes libertad provisional y ya, vives tranquilo en tu casa, sin temor a que te atraquen. Vendes las empresas del estado y obtienes fondos abundantes para que todo sea eficiente. Así puedes reducir el impuesto que pagan las empresas y el país crecerá vertiginosamente. Hay que gobernar con firmeza, no se trata de ir por ahí dándole el gusto a minorías étnicas o sexuales. Si las armas de la razón no bastan… en fin, hay otras. El futuro es luminoso.

18 septiembre, 2009

Elecciones 1


Cualquier ínfima semejanza con la realidad corresponde a una mera coincidencia

El candidato asevera que representa al cambio. Ofrece generoso, critica con acidez, ironiza, blasfema, sonríe ante las cámaras Afirma que tiene un programa de gobierno auténtico y que lo cumplirá sin ambages. Convertido en carroñero, aletea sobre los despojos de las otras ligas, una manga de tránsfugas y oportunistas. Antes los calificaba de oportunistas, vendepatrias, corruptos y vendidos. Ahora se han convertido en aliados. O en simples votos a precio de remate. Y para bien de la patria, calcula sus futuros beneficios.

17 septiembre, 2009

16 septiembre, 2009

Clones 1


Lo compré por internet. Tuve que mandar una muestra de sangre junto con mi autorización notarial. Fue bastante caro, pero había decidido hacerme ese regalo. Tras separarme de mi tercera esposa me sentía solo. Mis hijos estaban viviendo en otros países y poco o nada sabía de ellos. Amigos, ni hablar, los negocios nunca dejaron espacio para ellos.
Tal como anunció un escueto correo electrónico, llegó una tarde de domingo calurosa y apacible. Golpeó la puerta y cuando abrí, entró cual Pedro por su casa. Bueno, era su casa. Era mi réplica exacta a la fecha de la muestra: aspecto, recuerdos, conocimientos. Se sentó en mi sillón favorito e inició la lectura del periódico.
De pronto, levantó la vista y la dirigió hacia mí, sin demostrar un ápice de sorpresa. “Tráeme un whisky en las rocas”, ordenó antes de agregar, “de doce años”. Continuó leyendo. Se lo preparé y agregué una dosis mortal de cianuro. Lo merecía. Bebió la mitad del vaso de una sola sentada, exhaló un suspiro de placer y quiso proseguir la lectura, pero no fue posible. Un estertor lo sacudió por completo. Trató de ponerse de pie, pero la muerte lo detuvo. Quedó seco, retorcido, con una grotesca mueca de dolor.
Arrojé sus restos al incinerador de basura, mientras reapreciaba las ventajas de la soledad. Me sentí mejor cuando oprimí el botón que ponía en funcionamiento el horno. Después escancié un whisky de doce años, no de seis como el que le había servido.

15 septiembre, 2009

VIDEO: Orden

http://www.youtube.com/watch?v=J_ua-1B_mvA

En el contexto del proyecto Artesanos de la Palabra

14 septiembre, 2009

El vínculo


El papelito decía: "Brasil con Alameda, esquina poniente, 25, 19, Victoria lleva libro verde bajo el brazo, diario abierto en la cartelera de cines; Túnel pregunta si le ha conocido en el cumpleaños de Enrique; Victoria contesta no me acuerdo haberlo visto ahí; Túnel dice que es hermano de Ramón, el músico". Aprendí de memoria el contenido y lo quemé para mayor seguridad. Ahora lo recuerdo mientras camino por el centro haciendo tiempo, viendo cómo se acerca la hora, miro el reloj: aún faltan diez minutos, salí demasiado temprano de la casa, había estado inquieto todo el día dándome vueltas, más de un año sin noticias, sin ver a nadie, concurriendo a misa todos los últimos domingos del mes a la iglesia convenida hasta que por fin, yo escuchaba aburrido la liturgia, como siempre, de improviso llegó alguien a sentarse a mi lado, vi de reojo a una mujer madura, aunque atractiva. Cuando comenzó a cantar el coro se inclinó un poco hacia mí y susurró Hola, Ernesto, no mires, voy a dejarte un recado en el periódico yo quedé como helado, ocurrió cuando menos lo esperaba, creo que en mi interior pensaba que esto era como un rito sin fin, que nunca iba a pasar nada, cerré los ojos, "Tanto tiempo, tanto tiempo, ahora el corazón salta y me siento como un niño", me quedé así, como soñando y cuando miré al costado no había nadie, pero estaba el periódico plegado esperando que lo tomase; a la primera oportunidad salí del recinto, era una sensación tan extraña, afuera todo transcurría normalmente, caminaba entre cientos de personas que no me miraban, pero yo me sentía como un bicho raro con ese diario apretado contra el brazo, aferrado a él como a la vida. Doy una vuelta a la manzana, estoy a dos cuadras de mi destino, cinco minutos todavía, me detengo a mirar los titulares de los periódicos por cuarta o quinta vez, simulo interés, cuatro minutos y medio, a ver, estoy a dos cuadras, a lo más tres minutos si camino lento, me sobra entonces como un minuto y medio, estudio la vitrina de una tienda de repuestos automotrices, más allá una venta de ropa interior femenina, ¿Necesita algo para su esposa? pregunta la dependiente que está como de guardia en la puerta No, no, miraba solamente me siento idiota por la respuesta y me alejo intranquilo, ah: tres minutos, marcho con lentitud hacia el punto, alrededor el ruido de los microbuses atronando, nunca me ha gustado ese bullicio, comienza a oscurecer y eso ahuyenta mi nerviosismo, enciendo un cigarrillo, cuesta mucho a causa del viento, quemo cuatro, cinco fósforos, aspiro el humo, tengo que doblar el diario en la página indicada, pero cuando atraviese la calle, cruzo, un minuto apenas, apuro el tranco, el diario está listo, lo tomo en la mano izquierda junto al libro de modo que ambos se vean claramente, sostengo el cigarrillo con la mano derecha, cuento los pasos y los pasos son el corazón que late por dentro, treinta segundos, hay algunas personas en esa esquina, ¿será alguno de ellos? Hacia el poniente hay un resplandor rojizo cada vez más débil, atravieso Brasil a las siete en punto y comienzo la espera. Cerca mío hay una pareja de ancianos que descarto de inmediato; una mujer joven, bien vestida que mira la hora con inquietud, tendría que haber visto bien el libro y el diario desde donde está, no, no puede ser ella; por Alameda se aproxima un hombre de barba, anteojos, con un portadocumentos, pasa por mi lado sin mirarme, observo desilusionado como se aleja; ahora se detiene un auto y desciende un individuo del interior, el coche parte, hay tres tipos adentro, no alcanzo a ver sus rostros, el que se acerca hacia acá es alto, fornido, terno café claro, me cruzo con sus ojos, imagino la pistola que oculta bajo la axila, ¡qué bien hice en quemar el papel!, bajo la vista para mirar el reloj, las siete y cinco, escucho sus pasos, cierro los ojos un segundo, alguien me toma el brazo con fuerza y pregunta la hora, en frente hay una jovencita de rostro risueño, veo ahora como el tipo de terno besa a la mujer que esperaba en la esquina, Son las siete ni siquiera miro el reloj, ¿Te pasa algo?, te ves nervioso me dice, reparo en sus ojos verdes, tendrá dieciocho, tal vez veinte años, es bonita, No tengo nada contesto apresuradamente para librarme de ella, ¿No nos hemos visto antes? insiste ella con sus ojos Claro, en el cumpleaños de Enrique , No recuerdo haberte visto , Yo sí, soy la hermana del pianista, de Ramón, ¿te acuerdas? , quedo en silencio, sorprendido, se toma de mi brazo sonriendo y caminamos por Brasil abajo, Hola Victoria me dice con aire divertido, Hola, Túnel contesto un poco avergonzado y nos ponemos a reír como locos, tanto que la gente del barrio se fija en nosotros y un anciano mira con admiración a Túnel, Lo felicito musita guiñándome el ojo con picardía, Gracias contesto y aprieto el brazo de Túnel mientras nos alejamos.

12 septiembre, 2009

Arthur Miller en Chile


Aquellas reflexiones y recuerdos inevitables que surgen a propósito de los nefastos aniversarios del 11 de septiembre de 1973, me trajeron la estampa serena e inteligente de un escritor que supo darse tiempo para venir a defender nuestras conculcadas libertades en plena dictadura. Así confirmó que los escritores pueden y deben actuar en la vida social y política; desgraciadamente un ejemplo poco seguido en nuestros días.

La muerte de Arthur Miller el año 2005, cuyos méritos en cuanto a escritura están fuera de discusión, generó menciones en la prensa local, aunque por cierto mucho menos de las que uno hubiera esperado. La literatura ostenta una magra importancia –por no decir nula- en la llamada posmodernidad, frente a otros asuntos de auténtica relevancia que los medios de comunicación exaltan a niveles galácticos, tales como los enormes senos de una reina de festivales, la hostigosa propaganda de las teleseries que adormecerán las conciencias durante el primer semestre, y nuestros bullados y dudosos éxitos deportivos. Pero éste es otro asunto.
Aquellos representantes de la ínfima minoría que todavía privilegia la cultura recordarán con admiración obras tales como Las brujas de Salem o Muerte de un vendedor viajante, de entre una extensa lista de títulos que –para muchos- lo erigieron en el dramaturgo estadounidense más destacado, aún por sobre Eugene O’Neill y Tenessee Williams. Se distinguió como un acerbo crítico de la cultura norteamericana; en sus obras abordó el conflicto social generado por el individualismo propio del modelo liberal, que lleva a la destrucción mediante la ruptura de la ética de la solidaridad y la justicia. No siempre contó con el apoyo de la crítica, con quien siempre mantuvo una actitud –mutua- de beligerancia. Se refería a los críticos como “gente que no puede cantar o bailar” y afirmaba “no conozco a ninguno que sea capaz de llegar al corazón de nada”.
Su intensa sensibilidad ante la injusticia del mundo lo llevó a mantener, durante toda su vida, una actitud activa en pro de la democracia y la libertad, mucho más allá del territorio literario, donde tampoco eludió de tratar estos temas, para él centrales en su visión humanista. En su momento, a fines de la década de 1930, su férreo código ético lo puso en directa (y por cierto peligrosa) trayectoria de colisión con el mccarthismo, inquisición renovada creada por la ultraderecha (y su pontífice fascistoide, el senador Joseph McCarthy) para perseguir al comunismo en una suerte de guerra interna infame desatada contra intelectuales y artistas en la “más grande democracia de occidente”. Miller se negó a dar nombres a la temida comisión de actividades antiamericanas encabezada por el implacable McCarthy, en tanto otros sí lo hicieron, como fue el caso de Elia Kazan (quizás el director que mejor entendió su obra), con quien se enemistó posteriormente. Sólo once intelectuales se negaron a delatar a sus colegas comunistas en el interrogatorio de la “comisión”. Las brujas de Salem es una metáfora de la caza de brujas de aquellos años de persecución, y hay quienes detectan en la obra un ajuste cuentas con Kazan.
Esos decididos pasos en pro de la democracia lo trajeron a Chile en los días previos al plebiscito a mediados de 1988, junto con el gran novelista William Styron (autor de novelas descollantes como La decisión de Sophie y Las confesiones de Nat Turner) para solidarizar con los artistas y escritores chilenos, a respaldar su libertad de expresión y sobre todo para apoyar la lucha de la oposición en contra de la dictadura de Pinochet. Tuve la suerte de compartir muchas horas con Miller y Styron en la Sociedad de Escritores, donde estuvieron en varias oportunidades, y conversar con ellos y otros escritores –entre ellos Poli Délano, uno de sus anfitriones. Ambos escritores se reunieron también con la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, liderada por la inolvidable Sola Sierra, y con la Vicaría de la Solidaridad, entre muchas otras organizaciones de derechos humanos.
En la sede de la Sociedad de Escritores, Miller dio una conferencia donde explicó las razones de su visita. Allí expresó “Nos preocupa la situación de los periodistas puestos en prisión. También supe que artistas y actores fueron amenazados. Quiero demostrar que en Estados Unidos nos preocupamos por estas cosas”. “Para mí, Pinochet representa la dictadura y pienso que es inaceptable”. Por ahí un periodista agudo y bien vestido lo enfrentó con dureza preguntándole acaso había venido para ser utilizado políticamente; Miller sonrió para contestarle con simpleza: “sí”, respuesta que fue saludada con risas y un aplauso estruendoso del público.
En uno de los sucesivos encuentros, no pude resistir la tentación de –al saludarlo- estrecharle la mano vivamente y expresarle en mi limitado inglés “la enorme dicha que sentía por sostener la mano que había tenido el privilegio de acariciar a Marylin Monroe”. Él celebró con entusiasmo esta salida de madre, haciendo gala de buen humor, tal vez adivinando que era otro más de los eternos enamorados de la estrella. Los cuatro años que compartió con Marylin fueron turbulentos y complejos; apenas pudo escribir algo, y lo expusieron a una fama adicional todavía más intensa que la ganada como dramaturgo. Su relación con Marylin lo persiguió toda la vida, y en su estadía en Chile le preguntaron sobre ella varias veces en público; una de aquellas veces el escritor afirmó: “si estuviera viva, ya no sería un mito, y si pudiera hablarles, les diría que quisieran mucho a sus hijos, porque los maltratos que sufrió en su infancia la destruyeron más tarde”. No faltó la nota graciosa y absurda: un pasquín local nos avergonzó como país titulando “ex marido de Marylin Monroe visita Chile”.
Era muy, muy alto, y con su envidiable impermeable flotando se veía imponente caminando junto a nosotros, sus más bajos colegas chilenos, que nos sentíamos protegidos a su alero, como si nada fuera a ocurrir desde ese momento, como si el poder de la dictadura comenzara a corroerse, anticipando el derrumbe.
Ganador del codiciado Pulitzer, reconocido más allá de las fronteras de su país por su aporte a la dramaturgia, nunca se abandonó a la tentación de la comodidad, el glamour, o el mero distanciamiento de los problemas sociales. Indagó en la suciedad oculta debajo de las alfombras del sueño americano: la corrupción, el doblegamiento de la moral ante el poder del dinero,
Casi a los noventa años, murió en la casa de la granja en Connecticut que compró con su primer éxito teatral: Todos eran mis hijos. Con sus propias manos construyó su estudio y el mismo escritorio donde después escribiría Muerte de un vendedor viajero
A pesar de que recuerdo a Miller como un hombre que supo mostrar alegría en aquellos días de su visita a Chile, no era de sonrisa fácil. Por momentos su rostro reflejaba desazón, tristeza, y un examen más atento de su actitud un poco distante, incluso fría, aunque jamás desatenta, revelaba que en su interior flotaban sentimientos de rebeldía y disconformidad. Creyó que el teatro era un arma para traer luz al mundo, para disminuir las injusticias y el dolor humano. No sé si tiene razón, pero simpatizo con la idea; es más, intuyo que de un modo intrincado, inaccesible, está en lo correcto. Lo recuerdo con afecto, enorme y solidario, afectuoso, sabio, triste, ingenioso, ajeno a la complacencia, y sobre todo, lleno de ternura por la humanidad.

11 septiembre, 2009

De lobos y ovejas


Primero la follaré y después la devoraré, anunció el Lobo, y una profusa salivación emanó de sus fauces temibles. Golpeó el vaso vacío contra la barra como para impresionar a sus compañeros de parranda. Ya se las verá conmigo esa tal Caperucita Roja.
La verdad es que los impresionó, pues recientemente había derribado, en días sucesivos, las casas de tres cerditos hermanos para engullirlos vivos ante el horror de los paralogizados vecinos.
Salió de allí con paso decidido hacia el bosque.
Algunas semanas después lo vieron comprando menestras en el almacén del pueblo. Tenía la piel teñida de blanco, el pelo de la cabeza ensortijado y bien recortados los colmillos y las garras. De su brazo colgaba una dichosa Caperucita vestida con sus mejores galas. Pagaron con la tarjeta de Lobo, que la extendió con aire sumiso al tendero. Cargó las mercancías en su carruaje, miró con nostalgia el bar desde donde lo contemplaban sus amigos, y dio media vuelta para ayudar a su esposa a subir.

09 septiembre, 2009

El sitio


Está el castillo sitiado por un ejército enemigo. Quienes resisten en la fortaleza de piedra padecen de sed, hambre y fatiga. Desesperado por el asedio, el Barón hace llamar al Mago, quien ejecuta un sortilegio de inversión; ahora es el ejército invasor quien resiste dentro del castillo y son las fuerzas del Barón las que hostilizan a los defensores.
El Amo de los enemigos despierta sobresaltado y sorprendido por su propio sueño. Ordena el ataque.
El Barón despierta en su sillón señorial, donde lo había vencido el cansancio; escucha los clarines del combate y corre para organizar la defensa.
Bulle entonces la carcajada del Mago por almenas, fosos y puentes levadizos, por el llano. Lanza sus sortilegios maravillosos. Ríe.
El Barón nada oye y carga furiosamente con sus hombres hacia los torreones.
El Barón no escucha sino los gritos de sus enemigos y desenvaina la espada para la que será, acaso, su última batalla.

06 septiembre, 2009

Viaje nocturno


Leonor despertó a la luna para hacer más apacible y translúcida a la noche. La luz blanquecina sostuvo una breve batalla con la oscuridad antes de hacerla retroceder hacia los más impenetrables reductos.
Después se despojó de las ropas, tomó un gran sombrero color naranja y con cinta de tercio¬pelo, y se echó a volar suavemente por los barrios cordilleranos que eran los más favorables para un viaje de esa naturaleza.

05 septiembre, 2009

El guerrero



El mejor guerrero de una tribu nómade, el más valeroso y el más fuerte, se ha quedado en el camino mirando con desprecio la caravana que se aleja. Piensa que son unos cobardes, que ninguno es capaz de sobrevivir por sí mismo en el desierto.
No son hombres verdaderos, piensa.
Algunos días después, el guerrero muere calcinado por el sol. De su cuerpo devorado por las aves de rapiña sólo quedan osamentas. Su arrogancia son huesos blanqueados en la arena interminable.

04 septiembre, 2009

El arquero


Un arquero oscuro y perverso dispara flechas que deberán encontrar el corazón del enemigo, que está solo, desarmado, preocupado del cuidado de una rosa deslumbrante.
Las flechas cruzan limpiamente el valle, llegan a destino, pero horrorizadas de ensuciarse con crueldad y sangre, retornan y atraviesan al arquero uno y otra vez, hasta dejarlo irreconocible.

03 septiembre, 2009

Muerte del mago


El último Gran Mago agoniza, viejísimo y agotado su cuerpo, pero lúcida su mente, poderosa y viva su magia como el primer día, hace milenios.
Acuden a despedirse cientos de seres fantásticos productos de su poder; ángeles y sirenas, licántropos y vampiros, monstruos fabulosos que sollozan sin consuelo junto a su lecho, que es la piel de un unicornio.
El Kraken y la serpiente marina, criaturas preferidas y privilegiadas, lloran silenciosamente, con respeto, sobrecogidas, sin pensar siquiera en chapotear o salpicar.
- Sólo el Hombre no ha venido - señala el anciano, con un gesto de inmenso dolor -, sólo él. Y muere.

02 septiembre, 2009

Lucha social


Una rosa descontenta con su cuidado pincha furiosamente las manos del jardinero y maldice al jazmín vecino que sólo da perfume, ¡el muy inconsciente!

31 agosto, 2009

Huida de la flor


Una flor desertora de un jardín lejano y fabuloso va a tenderse a la orilla del mar a meditar sobre su reciente liberación. De pronto estalla en lágrimas su ocultada soledad, y tanto es lo que llora que al final se seca, y ya ni siquiera el mar es capaz de resucitarla.

30 agosto, 2009

Fábula


Unas decenas de años atrás vuestra ciudad no era más que una miserable aldea de chozas cenicientas, de hombres y mujeres escuálidos y desamparados.
Cierto día el Buen Abdul descubrió que bajo el suelo de la aldea se ocultaba un inagotable filón de oro y una portentosa cantidad de piedras preciosas, y avisó de ello a todo el mundo dando gracias a Alá por tal hallazgo y haciendo constantes genuflexiones a su efigie imaginaria.
Diez días de fiesta sucedieron al formidable descubrimiento del Buen Abdul; todos bendecían a Alá que les había traído tanta dicha: el fin de la miseria y el hambre en la aldea.
En medio de tanta alegría, nadie se fijó en la llegada de un hombre pequeño de piel oscura y ojos vivaces que observaba pacientemente los festejos.
Cuando todo volvió a la normalidad y los aldeanos comenzaron a discutir la forma más justa de distribuir tanta riqueza, apareció el hombre pequeño denominándose "Elegido de Alá" en medio del estupor del pueblo que esperaba la llegada de un profeta anunciada por una antigua leyenda. De modo que el "Elegido de Alá" fue aclamado como profeta por los aldeanos, y se le rindieron homenajes y se le hicieron ricas ofrendas de acuerdo con su elevada dignidad. Gran cantidad de riquezas le fueron entregadas para la construcción de un templo consagrado a la eterna adoración de Alá Baal y sus emisarios terrestres.
Así fue pues que la aldea creció y se convirtió en una maravillosa ciudad con torrecillas y almenas, hermosos templos y prósperos mercados donde se ha desahogado la avaricia y la envidia de los fieles, para finalmente llegar a ser el poderoso y rico Sultanato que es hoy día.
Quiero poner en vuestro reconocimiento, que el bienamado Sultán no es otro que el hombrecillo de ojos vivaces que llegó con las manos vacías tiempo atrás, y que el Buen Abdul, cegado con fierros candentes por la cruel Guardia del Sultanato, es el ciego miserable que junto a otros cientos de mendigos imploran limosnas a los extranjeros, ya que los habitantes de la ciudad tienen prohibición estricta de otorgárselas.

29 agosto, 2009

Cinco buenos libros para leer


Respondiendo a una invitación del escritor argentino Eduardo Berti un tiempo atrás, se demuestra demuestra que nada es imposible, ni siquiera lo irrealizable. Escoger cinco libros de ficción implica dejar fuera muchas maravillas, haciendo un acto de exclusión fenomenal, pero vamos… se puede, aunque me arrepienta más tarde. En todo caso, he escogido libros que me produjeron un gran desconcierto desde las primeras páginas.

LAS MIL Y UNA NOCHES. Cuando empezaba recién a navegar aguas afuera de la infancia, llegó a mis manos temblorosas una buena edición – quiero decir una exenta de pacatería- caí embelesado ante sus encantos, embrujado por la fábula de un mundo donde convivían magos, princesas de formas opulentas, ogros brutales, aves gigantescas y demonios carniceros, héroes indomables y hermosos. Soñé dormido y despierto – perturbado por esta lectura prohibida - con Scherazade narrando la trama interminable a Schahriar, domeñando su sed de sangre, derrotando su convicción sangrienta de desposar cada noche una mujer que no veía la luz del amanecer siguiente, para vengar la afrenta de una infidelidad pasada, pero vigente. Me prosterné ante ese libro donde la sensualidad emergía a cada paso, en una mezcla extraña de realidad y fantasía, magia y materialidad, lucha por la supervivencia y goce carnal.

EL LLANO EN LLAMAS. Entre la pléyade escritores latinoamericanos a los cuales rindo culto y releo continuamente por devoción, por simple placer y con ansias de continuar aprendiendo de ellos, está Rulfo en primer lugar, por esa maestría invisible para construir mundos complejos con una simplicidad que alcanza el punto del agobio. Aquella síntesis entre lenguaje culto y popular, entre tradición y novedad, entre fina y compleja poesía y narrativa, cruel, descarnada.
¿Cómo dejar fuera a Julio Cortázar de esta nómina? Imposible, ahora escoger un título, es tarea también compleja. Pero escojo HISTORIAS DE CRONOPIOS Y FAMAS, porque me pareció un compendio maravilloso de realidad y fantasía; pocas veces se encuentra una conjunción tan perfecta, y la exhibición de un humor tan juguetón, de apariencia tan inofensiva y tan letal efectividad. La tipología humana allí descrita me tuvo obsesionado mucho tiempo, clasificando a éste o aquélla en las categorías de fama, esperanza o cronopio. Todavía suelo jugar con placer esa clase de juego taxonómico.

CRÓNICAS MARCIANAS. Tenía que incluir un libro de ciencia ficción, aunque se distancie muchísimo del estándar del género. Es una colección de relatos asombrosos, impregnados de poesía y significados profundos, plenos de fantasía y no obstante tan asentados en la realidad, por momentos incluso ácidos, mordaces. La construcción del texto es deliciosa debido al fino trabajo con el lenguaje y las imágenes, pero las tramas son potentes, asombrosas, al igual que el trazado de los personajes y una fantasmagoría que impregna todo. Este libro de Ray Bradbury es una alegoría de nuestra realidad, más que un acto de imaginación fantasiosa del futuro.

EL CLUB DE LOS PARRICIDAS. Ambrose Bierce fue un descubrimiento extraordinario, de aquellos que se hacen a los quince años en un mesón de ofertas de una biblioteca de liquidaciones, contra todas las probabilidades. Podría haber puesto otro título de Bierce, como EL DICCIONARIO DEL DIABLO, una pieza notable de lucidez, ironía y ácida visión del mundo, pero EL CLUB DE LOS PARRICIDAS es –desde el propio título- una bofetada brutal de sarcasmo cargada de humor negro que no tiene equivalente.

27 agosto, 2009

Lectura de Chilenos en Resistencia, Argentina, 2006








Ahora que se cumplen 3 años de la presencia amplia de escritores chilenos en el Chaco con ocasión del XI Foro Internacional por el Fomento a la Lectura que organiza año a año la Fundación Mempo Giardinelli. De izquierda a derecha los escritores: Cristián Cottet. Miguel de Loyola, Lilian Elphick, Virginia Vidal, Jaime Valdivieso, Diego Muñoz Valenzuela. Fernando Jerez, José Osorio. Alejandra Basualto, Pía Barros y Max Valdés.


26 agosto, 2009

Circo pobre 2



El trapecista pasa corriendo bajo los rociadores, se seca vigorosamente y se calza la malla de hombre de fuerza. Tras los aplausos regresa sudoroso para ducharse, secarse y disfrazarse de payaso. Unos minutos después repite entre carcajadas el mismo trayecto para vestirse de mago. Atrona la masa cuando retorna para ponerse el uniforme de domador y regresa de inmediato para meterse dentro del traje de león, ruge terriblemente en la arena y vuelve para convertirse en malabarista, y sigue corriendo para….

25 agosto, 2009

Circo pobre 1


El payaso secó su transpiración con la toalla húmeda. Con mínimos y calculados movimientos se desprendió del traje colorido. Borró el maquillaje de su rostro sumergiendo la cabeza en una cubeta de agua espumosa, restregándose con sus manos diestras. Se colocó el atavío de trapecista eximio, se peinó a la gomina y se calzó las zapatillas plateadas. Tomó de la mano a la irreconocible mujer barbuda y salió con ella corriendo al escenario. El delirante público los esperaba ansiosos y estalló en aplausos al ver a las estrellas del show. La mujer voladora le guiña un ojo y le susurra al oído “a ver si llegamos con energía al número de acrobacia”. “Eso si no te corto en dos para el número de magia”, le contesta el trapecista excelso haciendo brillar sus lentejuelas.

23 agosto, 2009

NADA HA TERMINADO on line


http://www.letrasdechile.cl/mambo/images/diego_munoz_v.pdf

Aquí está mi primer libro publicado (1984) en cuanto se levantó la censura previa por Ediciones de Obsidiana. Letras de Chile lo tiene entre su oferta de libros on line. Lo pongo a disposición de ustedes. La edición era de tamaño pequeño, con una portada rojo intenso, y salieron sólo 300 ejemplares. Hubo otra edición igual en portada blanca.

Flores para un cyborg en España


22 agosto, 2009

VIDEO: de monstruos y bellezas

http://www.youtube.com/watch?v=ZW1beadSff8

En el contexto del proyecto ARTESANOS DE LA PALABRA

Clones 2


Le pedí que me reemplazara en la fiesta de cumpleaños del jefe. Por suerte tiene buena voluntad y aceptó con entusiasmo. Tiene mi aspecto, sabe todo acerca de mí. Como viene a ser el equivalente de un recién nacido, se interesa por los detalles de mi vida. En cambio a mí estos compromisos me fastidian horriblemente. Se entiende: ahora tiene una existencia de verdad, no una teórica, de libro, por decirlo de alguna forma. Va a hacerlo bien y me va a dejar mejor.
Que tenga cuidado con la perra esposa de mi jefe, le advertí. Que no se atrapar por la ninfomaniaca, por más que le ruegue. Que cuente mis mejores chistes, coma y beba cual cosaco, y se retire ebrio y feliz, adorado por todos. Debe estar ahí, disfrutando de mi vida.
Mañana lo enviaré al trabajo bien temprano. De vuelta pasará por el supermercado. Yo me quedaré leyendo, soñando con otras vidas. Añorando ser el clon de otro.

08 agosto, 2009

El Chupacabras

Me queda mirando con sus malignos ojos de bestia y sus mandíbulas recargadas de aguzados dientes. Sus garras pueden destripar a un hombre de un solo zarpazo. Tiene un metro de estatura y su contextura es delgada, nervuda, ágil. Poco puede hacerme a mí, sin embargo. Salto sobre él antes que pueda advertirlo y le secciono el cuello de una sola dentellada. Su sangre es espesa, cálida, sabrosa; me reconforta. Lo succiono hasta convertirlo en un pellejo fofo que arrojo a la caja de los monstruos desechables.

01 agosto, 2009

Gótica mórbida


Parecía un auténtico camión enchulado con cien adornos: piercings y argollas por doquier, aros múltiples, pendientes, puntudas muñequeras de metal, labios y ojos pintados de negro, cejas delineadas y cutis albo. La tenida de cuero alabastro era monumental: podía cobijar a un circo completo y su público. Caminaba con una curiosa volatilidad, como si el peso monstruoso la alivianara en vez de apegarla más a la madre tierra.
Se cruzó con un punk de cabellera multicolor con doble cresta. El tipo la miró divertido, como se observa a un fenómeno de feria, y soltó una risita demoníaca. Esto exasperó a la gótica mórbida, y sin más le propinó una feroz cachetada que lo hizo volar. En el aterrizaje, su arquitectónico montaje capilar se resquebrajó. Quedó allí tirado, inconsciente. La gorda escupió sobre él y continuó su camino balanceándose cual paquidermo.
Ahora se encontró conmigo. Me examinó con cara de “y tú vas a reírte también”. Le sonreí amistosamente y me invitó a una cerveza. Yo pedí una garza. Ella un schop negro de un litro; para empezar, aclaró. Le consulté por qué adhería a la tribu de los góticos. “Quise parecer grotesca en esta sociedad hipócrita”. Iba a preguntarle si su engordamiento fue previo o posterior a esta decisión; me sentí en peligro. Quizás no fue suficiente con ser gótica y se puso a comer con desenfreno. O era mórbida desde siempre y no se consideraba caricaturesca. Opté por la primera opción, sin evidencias. Gótica mórbida. Era más distinguida esta alternativa. Me daba igual, con ella me sentía muy seguro.

26 julio, 2009

Burocracia 1


Ingreso a la oficina con esperanzas, pero la desazón se apodera de mi ánimo cuando reparo en la atiborrada sala de espera. Analizo el entorno, descubro el dispensador de números y arranco el ticket con un germen de rabia. Me siento y el espectro de la burocracia se carga en mi espalda. En mi imaginación me hundo en un infierno de abandono e indefensión. Transcurre el tiempo con su habitual indiferencia por nuestro estado, y el panel electrónico no se ilumina con el anuncio del turno siguiente. La masa de personas que aguarda se remueve sobre las sillas de acrílico, mas conforme la hora avanza, va aletargándose, hasta que vienen la noche, el sueño y caen, una a una, las cabezas vencidas por el agotamiento.

19 julio, 2009

Asunto de nombres


Don Eustorgio Zavarovsky jamás logró que una persona entendiera su nombre a la primera, mucho menos que lo escribiera bien. Su vida se tornó una suerte de diáspora con cada una de aquellas identidades alternativas. Algunas denominaciones le parecieron elegantes y distinguidas, incluso aristocráticas; otras rudas, vulgares, casi coprolálicas. Poco a poco fue extraviándose en aquel laberinto de posibilidades y se fue convirtiendo en una confederación de personalidades unida apenas por un origen remoto e inalcanzable.

11 julio, 2009

Acerca de premios


Escribió un microcuento maravilloso y obtuvo un premio ínfimo.

05 julio, 2009

Diva


Su vanidad había sobrepasado cualquier nivel imaginable. Víctima de una esquizofrenia múltiple, no sólo actuaba para sí misma, sino que -convertida en público- se aclamaba con fervor.

27 junio, 2009

Álbum 2



A Héctor Garay y Remigio Muga

Todas en blanco y negro. En la clínica entre los brazos de su madre dichosa. A los dos años su padre lo levanta hacia el cielo y él exhibe una sonrisa perfecta de querubín. Montado en un caballo con sombrero y manta, un poco serio. Con uniforme de colegio y corbata bien anudada. Adolescente, chascón, con jeans pata de elefante y anteojos John Lennon. En los trabajos voluntarios, abrazado con una muchacha de cabellera crespa; ambos se ríen a carcajadas. En su pieza, leyendo un libro con un póster del Ché atrás. En una fiesta familiar, taciturno, como si estuviera preocupado. Por algo. En la pancarta que porta su madre triste, silencioso, ausente. Mirándonos.

21 junio, 2009

Canibalismo 1


El caníbal desarrolló un narcisismo exacerbado. Acabó devorándose a sí mismo.
 
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