El mejor guerrero de una tribu nómade, el más valeroso y el más fuerte, se ha quedado en el camino mirando con desprecio la caravana que se aleja. Piensa que son unos cobardes, que ninguno es capaz de sobrevivir por sí mismo en el desierto.
No son hombres verdaderos, piensa.
Algunos días después, el guerrero muere calcinado por el sol. De su cuerpo devorado por las aves de rapiña sólo quedan osamentas. Su arrogancia son huesos blanqueados en la arena interminable.
No son hombres verdaderos, piensa.
Algunos días después, el guerrero muere calcinado por el sol. De su cuerpo devorado por las aves de rapiña sólo quedan osamentas. Su arrogancia son huesos blanqueados en la arena interminable.
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