21 octubre, 2009
Entretenciones
El rinoceronte de la taquilla dio un resoplido feroz y me extendió la entrad y el vuelto con su mano de dedos cortos y torpes. Le sonreí compungido y desaparecí lo más rápidamente que pude. El gorila de uniforme azul me cortó la entrada después de inspeccionarme con una mirada penetrante. Galopé por el sendero de entrada para visitar la jaula de los humanos. Mi atracción preferida es arrojarles galletas de chocolate con crema porque combaten con fiereza, como bestias que son.
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