Una vez que se anunció que Chile ganó la Copa,
se desató un júbilo indescriptible. Los empresarios donaron la mitad de su
patrimonio al estado para promover el desarrollo igualitario y prometieron
solemnemente no practicar más la corrupción, ni las influencias ilegítimas en
beneficio de sus negocios. Los representantes y autoridades gubernamentales que
habían infringido la probidad, renunciaron con efecto inmediato, y documentaron
la devolución de los fondos mal habidos. El futbolista mohicano y tatuado
abandonó el alcohol públicamente y comprometió su ayuda a los bomberos. El
arzobispo reconoció la protección nefasta a la pedofilia y propuso el fin del
celibato. El ejército se auto disolvió y la policía se democratizó. Los políticos
que se habían retirado de la vida activa debido a las malas prácticas
imperantes, conformaron un gobierno unido por el progreso, la libertad y el
pensamiento. Se decretó la gratuidad de la educación y de la salud.
Ganar la copa es difícil, pero quizás sea una
forma de gatillar esta fantasía. En una de esas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario