Soñó que lo amaban tan intensamente que
despertó. Se sintió solo y triste en medio de la noche helada. Allí, junto a
él, en su cama, no había nadie; nunca lo hubo. Se concentró en escribir una
historia sobre filósofos que sueñan con ser mariposas, que a su vez sueñan con
ser filósofos. Se quedó dormido de nuevo y volvió a soñar que lo amaban, esta
vez por la eternidad completa. No quería salir de ese mundo onírico, más abrió
los ojos Se puso a escribir de nuevo, ahora la historia de un motociclista que
tiene un accidente, pierde la conciencia y cae en una pirámide de sacrificios
donde tiene una fantasía extraña. El sopor lo devoró para que regresara a los
brazos de su amante, esta vez para siempre, sin retorno, ni motecas, ni
lepidópteros, ni filósofos, ni motos.
24 junio, 2015
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