
* este cuento pertenece al volumen LUGARES SECRETOS (Mosquito Comunicaciones, 1994), Premio Consejo del Libro al Mejor Libro de Cuentos publicado ese año.
Esta es la bitácora de un narrador que busca en la literatura un espacio para la fantasía, aunque de verdad no logra huir de la realidad. Aquí encontrarás cuentos y reflexiones, ¡bienvenido!
7. ¿Qué poema interpreta sus sentimientos?
Me rebelo contra la intención exclusivista y unidimensional de la pregunta. Las posibles respuestas son infinitas, como la biblioteca de Borges. Cada día tiene una respuesta posible. Pero hay algunos que se me vienen a la memoria con ímpetu ahora que los estudiantes toman el centro de la atención con su estupendo movimiento: “Aullido” de Ginsberg. “La ciudad” de Gonzalo Millán.
“Autorretrato” de Nicanor Parra, unos pocos versos: “Observad estas manos / Y estas mejillas blancas de cadáver, / Estos escasos pelos que me quedan / ¡Estas negras arrugas infernales! / Sin embargo yo fui tal como ustedes / Joven, lleno de bellos ideales; Soñé fundiendo el cobre / Y limando las caras del diamante: /Aquí me tienen hoy / Detrás de este mesón inconfortable / Embrutecido por el sonsonete / De las quinientas horas semanales”.
Y un fragmento de Pablo Neruda, del Libro de las Preguntas: “Dónde está el niño que yo fui, / sigue adentro de mí o se fue? / Sabe que no lo quise nunca / y que tampoco me quería? / Por qué anduvimos tanto tiempo / creciendo para separarnos / Por qué no morimos los dos / cuando mi infancia se murió? / Y si el alma se me cayó / por qué me sigue el esqueleto?”.
8. Si usted fuera un torturador literario ¿que autor obligaría a su víctima a leer y releer sin fin?
Supongamos que alguien tuviese méritos para merecer una tortura de esta clase: blanca, suave, sutil, incomparable al horror vivido en la dictadura militar. Pensemos en que fuera algunos de aquellos torturadores reales, uno de esos monstruos incomprensibles. O uno de aquellos que impartían las órdenes de la tortura. Como me cuesta creer que no haya siquiera un vestigio de humanidad en esos seres, en un primer año los haría leer los testimonios de la tortura, las obras de los escritores asesinados y perseguidos. Si no hay emoción, si no surge el arrepentimiento, les daría a elegir entre la Guía Telefónica y las obras completas de Paulo Coelho.
9. Confeccione un menú literario: entrada, plato principal y postre
Entrada: un picoteo de poesía universal: Whitman, Miguel Hernández, Esenin, Maiakovski, García Lorca, Neruda, Prevért, César Vallejo, grandes viejos maravillosos y entrañables.
Plato de fondo: “Las mil y una noches”
Postre: “El club de los parricidas” de Ambrose Bierce
10. ¿Qué libro le ha excitado?
Si la intencionalidad de la pregunta es erótica, hay una respuesta primigenia: LAS MIL Y UNA NOCHES. A la altura de la docena de años llegó a mis manos temblorosas una buena edición –quiero decir una edición no pacata– de Las Mil y una Noches, frente a cuyos encantos caí embelesado, embrujado por la fábula de un mundo donde convivían magos, princesas de formas opulentas, ogros brutales, aves gigantescas y demonios carniceros, héroes indomables y hermosos. Me prosterné tempranamente ante ese libro maravilloso donde la sensualidad emergía a cada paso, en una mezcla extraña de realidad y fantasía, magia y materialidad, lucha por la supervivencia y goce carnal. El erotismo es por esencia inteligencia aplicada al cuerpo, y no simple carnalidad desatada; el erotismo sobre todo reside en la imaginación, en la búsqueda de lo nuevo, en la sorpresa más que en el rito. Eso me enseñó ese libro, antes de tiempo en opinión de mis padres que lo requisaron sin explicaciones, obligándome a desarrollar mi primera rebelión y a adoptar mi primer clandestinaje. Mis primeros sueños sexuales fueron con Scherazade, a quien imaginaba como una morena de ojos almendrados, senos despampanantes de aguzados pezones, labios eternamente húmedos, piernas largas y bien formadas, piel suave y tibia, y vulva ansiosa de recibirme a mí y a mis propias historias.
11. A su juicio ¿cuál es la mejor obra literaria adaptada por el cine?
Creo que “Blade Runner” de Ridley Scott va más allá de lo que P. K. Dick puso en su célebre libro –un clásico de la ciencia ficción moderna- “Sueñan las ovejas eléctricas con androides”. Es una película de una estética maravillosa en la fotografía, la actuación, la escenografía; impecable, sugerente, difícil de superar.
12. ¿Qué pregunta agregaría a esta lista?
Una pregunta para el desocupado lector de esta entrevista: ¿Qué leerás mañana?
Un asunto literario: TV or not TV
Los noticiarios de televisión son lamentables en nuestro querido Chile. Da la impresión que estuvieran dirigidos a una gris y torpe masa de mentes limitadas. Con voces impostadas y cantarinas pretenden imponer el sello de la objetividad. Una imagen vale más que mil palabras; eso dicen. Mas las imágenes alguien las selecciona y las manipula.
Una infaltable dosis de fútbol integra la mezcla de brutal adormecimiento colectivo. Los filósofos criollos del deporte tratan de elucubrar teorías novedosas sobre un tablero lamentablemente desprovisto de tópicos que pudiesen revestir alguna trascendencia. Cualquier extranjero creería que somos una potencia mundial del fútbol si considera el caudal de liturgia gastada en su homenaje.
En segundo lugar surgen los crímenes meritorios y los accidentes mortales. Siempre es preferible mostrar algo de “sangre” (sin trasponer los límites de las películas de acción que quizá vendrán a continuación) y mucho sufrimiento constatable. Los mejores reporteros se las arreglarán para interrogar a la madre del hijo desaparecido, atropellado o asesinado con interrogantes directas, a la espera de estallidos emocionales que inunden la pantalla de llantos y alaridos. De paso, dejar la sensación de que vivimos en un mundo de pesadilla, violento a ultranza, donde impera la ley de la selva (¿o será la del mercado?).
La satisfacción del morbo chilensis requiere también conocer de primera las desdichas eternas de los habitantes de casas que se desmoronan, canales que desbordan con las primeras lloviznas, humildes personas estafadas por toda clase de inescrupulosos, etcétera. No puede comprender la extensión de tales capítulos sin adherirse al concepto de que “de la desgracia de otros siempre emana un reconfortante aliento”.
Entre medio se deslizan los imprescindibles mensajes de los “auspiciadores”, que ocupan una importante fracción del tiempo de los noticiarios.
Y no puede olvidarse el avisaje político: la misma, sempiterna, gastada y repetida serie de entrevistas a una lista corta de de cacique políticos (lista que no excede unas pocas decenas), que se las arregla para opinar sobre lo humano y lo divino, normalmente desde la más profunda, vergonzosa (me refiero a la vergüenza ajena) y abyecta ignorancia.
La literatura juega un rol fundado en la omisión y la predominante ausencia. La literatura chilena no existe. Con excepciones notables, que es preciso agradecer y destacar, como aquella protagonizada cotidianamente por Alejandro Guillier, que se preocupa de comentar un libro ¡y mostrarlo en la pantalla chica! Los escritores no son noticia, como no sea para denostarlos en medios escritos de pacotilla o asimilarlos al ambiente de la farándula (con excepciones notables que se van extinguiendo como la recientemente desaparecida revista Rocinante). Nadie recuerda que los escritores han dado gloria mundial a la “marca” Chile: los Premios Nobeles Neruda y Mistral (marca de hotel y pisco al menos, dicho sea de paso).
¿Quién, qué canal, invita a escritores a opinar sobre algún tema de actualidad: sistema electoral, corrupción, crisis educativa, calidad de la justicia? La respuesta es tan triste como evidente: NADIE; NINGUNO.
Ahora la pregunta peligrosa: ¿por qué ocurre esto? Algunas alternativas:
A) Los directivos y gerentes del canal no leen LITERATURA, y por ende ni siquiera ubican a los escritores chilenos
B) Los jefes de prensa y los periodistas no saben nada de literatura actual; con suerte leen revistas y magazines “light”, en consecuencia no proponen nada al respecto.
C) Las encuestas indican que los chilenos leen poco o nada; en consecuencia debe actuarse sobre la base de que los escritores no contribuyen a elevar el rating (o sea , no producen rentabilidad)
D) En realidad los responsables sí leen o sí conocen a los escritores, pero temen que pueden “salirse de libreto”.
E) Ninguna de las anteriores (SIÉNTASE LIBRE DE OPINAR USTED AHORA, POR FAVOR, O EL ESTADO DE LAS COSAS SEGUIRÁ IGUAL)