19 enero, 2013

Llena de pájaros


 Su mujer decía que tenía la cabeza llena de pájaros. Su madre también lo había afirmado desde que era muy pequeño. Y también otras personas, bastantes. El oía tales declaraciones y sonreía como ensoñado, y continuaba en lo suyo, como si nada aconteciera. 
No obstante, cuando su mujer corroboró aquella antigua teoría, él sí se preocupó y fue a practicarse exámenes a una clínica prestigiosa. El escáner de cerebro arrojó un resultado asombroso que convocó a millares de galenos provenientes del mundo entero. En la cavidad craneana, justo en el sitio que debiera ocupar el  cerebro, había una jaula repleta de pájaros de colores que revoloteaban y cantaban como si estuviesen en el paraíso.
El médico intentó calcular muy bien cómo anunciar este resultado al paciente, pero la realidad era la realidad. No había cómo adornarla. Al fin se lo dijo de un tirón. Él se quedó mirándolo, con una extraña sonrisa. “Es lo que quería oír”, dijo. Y se fue silbando como un pájaro, quizás adónde. Lo único claro es que parecía feliz.

1 comentario:

tecla dijo...

Seguro que eran colibríes. Hermosa cabeza, quién no pudiera entrar.

 
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