Se conocieron por la red. Él era tartamudo y tenía
un rostro brutal de neanderthal: cabeza enorme, frente abultada, ojos separados,
redondos y rojos, dientes de conejo que sobresalían de una boca enorme y
abierta, cuerpo endeble y barriga prominente. Ella estaba inválida del cuello hasta
los pies y dictaba los mensajes al computador con una voz hermosa, pausada y
clara que no parecía tener nada que ver con ella; tenía el cuerpo de una muñeca
maltratada. Fue un amor a primer intercambio de mensajes: hablaron de la
armonía del universo y de los sufrimientos terrestres, de la necesidad del
imperio de la belleza y de los abyectos afanes de los mercaderes de la guerra,
de la abrumadora generosidad del espíritu humano que contradice la miseria de
unos pocos. Leían incrédulos las réplicas donde encontraban una mirada
equivalente del mundo, no igual, similar, aunque enriquecida por historias y
percepciones diferentes. Durante meses evitaron hablar de sí mismos, menos aún
de la posibilidad de encontrarse en un sitio real y no virtual. Un día él le
envió la foto digitalizada de un galán. Ella le retribuyó con la imagen de una
bailarina. Él le escribió encendidos versos de amor que ella leyó embelesada.
Ella le envió canciones con su propia voz, él lloró de emoción al escuchar esa
música maravillosa. Él le narraba con
gracia los pormenores de su agitada vida social, burlándose agudamente de los
mediocres. Ella le enviaba descripciones de sus giras por el mundo con compañías
famosas. Ninguno de los dos jamás propuso encontrarse en el mundo real. Y fue
un amor de sueños, de mensajes, de versos, de canciones. Fue un amor verdadero,
no virtual, como los que suelen acontecernos en ese lugar que llamamos
realidad.
23 agosto, 2014
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2 comentarios:
Interesante microcuento, ¿qué le inspiró a escribirlo?, ¿su entonrno le influenció?
Me pidieron de una universidad canadiense aportar a una publicación con un texto que tratar la relación de los jóvenes con internet. Le di vueltas al tema hasta que llegué a esta historia. Creo que es uno de mis microcuentos más difundidos
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