12 agosto, 2005

Piratas, corsarios y filibusteros

Se habla mucho, tal vez demasiado acerca de la piratería del libro, siempre en un tono grandilocuente que exalta la defensa de la propiedad intelectual y los derechos del autor, los mismos que paradójica y raramente son respetados y honrados a carta cabal por algunos de los entes vociferantes.

Desconozco cifras y estadísticas respecto de las dimensiones de la piratería, tampoco es un tema que me resulte especialmente apasionante. Estoy más preocupado –como he expresado antes- por los abismantes guarismos respecto de los increíblemente bajos, misérrimos niveles de lectura que tenemos en Chile. Perdonen la adjetivación excesiva, pero es imprescindible.

Y de entre aquellas exiguas, extravagantes personas que sí leen, contra toda previsión y raciocinio, resulta que sólo una ínfima porción entiende algo del texto; un fenómeno que los técnicos llaman analfabetismo funcional (quizás un eufemismo por idiotez).

Entiendo que los empresarios vinculados a la cadena de producción y venta de los libros cuantifiquen las pérdidas millonarias por la venta callejera pirata; su supervivencia está de por medio. Pero también creo que han sido poco imaginativos para buscar soluciones; no entienden que su negocio ha cambiado. Si su subsistencia depende de que legiones de policías se lancen a las calles a la persecución de los piratas y los filibusteros del libro, creo que van por un camino en lo esencial equivocado (aparte de que detesto los estados policiales, ya sabemos cómo terminan esas anti-utopías).

Al menos se visualiza otra senda alternativa: producir y vender libros baratos; así la piratería fenecerá, ahogada por las inexorables leyes económicas del mercado. ¿Otra opción más? Educar a las personas para que no fomenten la piratería. Como se ve, es cuestión de echarse a pensar (como si no tuviéramos analfabetismo funcional).

Por cierto, es imposible e inaceptable que un escritor acepte la piratería como una opción válida, puesto que se supone que debiéramos vivir a expensas de los derechos de autor, al menos en parte. Pero tampoco me parece que los escritores debamos convertirnos en guardias de seguridad implacables a la caza de los piratas, o en promotores de que tal persecución se convierta en una operación a gran escala, una especie de guerra interna. Así las cosas, hago mi parte –como la mayor parte de los ciudadanos lectores habituales que conozco- no comprando libros piratas, y pidiendo a otras personas que hagan lo mismo.

Por otra parte, es curioso que algunas editoriales, que por cierto blasfeman contra la piratería, demoran y demoran en los pagos de derechos de autor a los escritores de su catálogo. Con frecuencia hay que perseguir a los encargados administrativos de las editoriales para que paguen esos derechos, claro está, de acuerdo a los informes de ventas que ellos mismos generan (inverificables para un simple mortal). Quizás no podamos aplicar el apelativo de pirata a esta conducta, pero convengamos que aplica el de corsarios, más elegantes y distinguidos que los filibusteros que venden en las calles para escapar de la cesantía.

Otras veces, distinguidos corsarios incluyen obras en textos escolares o antologías sin pedir permiso a los autores, como si vender libros para niños o difundir la obra literaria de los escritores chilenos fuese una tarea filantrópica.

Más carne a la parrilla. La piratería no siempre es nefasta. Por ejemplo, cuando ocurrió la censura al Libro negro de la justicia chilena de Alejandra Matus, pudo ser conocido sólo gracias a prácticas ilegales que burlaban la vigilancia policial desatada por una decisión legal incomprensible, vergonzosa.

Los libros resultan ser demasiado caros para muchas personas que deben batallar cotidianamente con la subsistencia (por cierto, este hecho no explica por sí solo el fenómeno de la exigua lectura en Chile, pero lo explica en parte). Los libros son comparativamente caros en Chile; un mismo título en Argentina puede costar la mitad o un tercio del valor que tiene en una librería de nuestro lado de la cordillera. Quizás los libros sufran un mareo de altura y eleven su precio al remontarse sobre los Andes. No estoy seguro de que corresponda responsabilizar únicamente al IVA de este fenómeno (como predica la mayoría de los empresarios).

Pienso que no existiría piratería de libros acaso la brecha entre el precio en librería y el precio de cuneta no fuera tan monstruosa. Esta diferencia insostenible es la raíz del problema; las razones... muchas. Por ejemplo, la necesidad de generar grandes utilidades para satisfacer la demanda de ganancias de los accionistas de los consorcios internacionales del libro. A los accionistas les da lo mismo que se venda queso, teléfonos o libros; sólo exigen una rentabilidad mínima de mercado. También porque es menos complicado vender pocos libros caros que vender muchos libros baratos; no hay que movilizar grandes cantidades de libros, no se necesita demasiado personal, se aprovechan mejor las estanterías, en fin.

Una idea en la que insisto: libros baratos y de buena calidad arrasarán con los piratas y los filibusteros del libro.

Me sentiría protegido si se protegiera a los creadores, si se los cuidara. Estoy más preocupado de esos derechos del autor. Los otros derechos (los monetarios asociados a las ventas) me seguiré entreteniendo en cobrarlos una y otra vez y esperar pacientemente. Me sentiría protegido acaso la lectura fuera algo corriente, cotidiano, normal y no una conducta extraña. Me sentiría protegido si todos nuestros ciudadanos fueran cultos, informados, buenos lectores, más humanos, más autónomos, más críticos y más creativos.

Sin embargo, sospecho que a ciertos corsarios o príncipes –según el cristal con que se les observe- no les interesan sueños como éste; más bien les habrán de aparecer como espantosas pesadillas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor, muy buena su crítica, siempre he coincidido con lo que ud dice ahora.
Como joven y apasionado lector me siento super representado... Queremos libros buenos, baratos, que no sean "colicheuques" pero es impresionante el precio que alcanzan los libros en ciertas librerias... porque tambien, recorriendo el centro, se encuentran buenas "picadas" donde la edicion es vieja, o quizas de segunda mano, pero que satisfecho nos sentimos cuando lo ponemos en nuestra estanteria!!

Soy un joven que con un grupo de amigos, estamos sacando adelante una revista social ocupando medios humanistas, literatura sobre todo... Podría yo poner este articulo en mi revista, mencionando obviamente la fuente y el autor??

Anónimo dijo...

Anonymous said...
Estimado Diego:
Acabo de leer tu articulo respecto de la piratería: Un interesante cristal con el que se mira este fenómeno en el país (no conozco la incidencia de la piratería en otros países)
Quién es lector de un libro al mes o más, se ve en la encrucijada de ¿Qué hacer si deseo leer un título nuevo? Los valores para los libros de alta venta (para el nivel de ventas en el país por cierto)son prohibitivos en absoluto, son re harto poco los que valen menos de 10.000 pesos, así que quien percibe menos de 200 lucas, no puede de ninguna manera usar el mini sueldo para comprar un libro, incluso si se quitara el IVA a los libros en nada o muy poco modificaría la situación de compra de literatura, ya que seguirá costando más diez lucas.
No conocía aquella parte que planteas de lo que cuesta cobrar los derechos de autor, ahora si es así, de menor manera sería anti piratas y demases.

Otra cosa interesante que ocurre con el pirateo es que se hace sobre la base de los títulos de gran venta por estar de moda en el instante de pirateo: Código Da Vinci y toda la literatura que se ha escrito con relación al mismo tema, la Isabel Allende es bastante vista en las veredas o cunetas, casi todo son de editoriales multinacionales, lo chileno, es bastante pobre, casi no existe, salvo en algunas ocasiones, El libro negro de la justicia chilena, Impunidad diplomática, a la Monckeberg, en fin temas ligados a la vida política del país.

Si miramos el tema del pirateo de libros desde el punto de vista del libro como cosa material, sacando para un lado: Derechos de autor (no sé a cuanto asciende lo que percibe el autor por su creación intelectual) que imagino es marcadamente menores a los autores del país que a los que llegan desde el exterior, luego el trabajo de creación editorial tales como; revisiones de estilo y pruebas, diagramación y diseños de portada. Siendo estos los gastos que no hace el pirata. Veamos...

El código de Vinci:
En la librería vale sobre 16.000
En la calle 3500

Si al vendido en la librería se le quita el iva, llegara a los 13.000

En la cuneta participan varios agentes.
El vendedor que gana una parte
El distribuidor
La imprenta
El financista
¿Cuánto costó al pirata?
¿$ una luca por libro?
Y son tiradas aún chicas, que no han de superar los 5.000 libros

Los tirajes de las grandes editoriales son de varios cientos de miles

Pero, como dice Bradbury el papel arde a los 451° Farenheit, y en uno dialogo entre el protagonista y un colega bombero dice algo así como... Un libro en las manos de un vecino, es como un arma de fuego ¡Quémalo!
Surge mi duda ¿no será que lo que se quiere es que en Chile simplemente NO SE LEA?

Atte
Juan Oyarzún

Anónimo dijo...

“The Stupidity of Worrying About Piracy”

“…….I don't see the people who can't pay as pirates. I see them as people who will pay, once they can. Until then, I think of it as I'm floating them a loan. Nor is it an entirely selfless act. I'm cultivating a reader -- someone who thinks of books as a legitimate form of entertainment -- and since I want to be a writer until I croak, that's a good investment for me. More specifically, I'm cultivating a reader of me, someone who will at some point in the future see a book of mine of the shelf, go "Scalzi! I love that dude!" and then take the book off the shelf and take it to the register.
Yes, there's an investment risk -- the cash-strapped reader might in fact turn out to be a full-bore dickhead, in which case we already know what I think should happen to him -- but it's a chance I'm willing to take…….”

El párrafo anterior es parte del siguiente artículo (http://www.scalzi.com/whatever/003538 ) el cual me parece interesante

a) Tu utilizas MS word, MS excel y probablemente otros programas. Los compraste o son piratas ? (no respondas al foro sino a tu propia conciencia… a nadie más le interesa)
b) Si tu u otra persona fueses una persona con una remuneración alta ( digamos por ej.: 8 millones al mes ). Es decir, tu sueldo te cubre las necesidades básicas y comodidades (casa, buena educación para hijos, seguros, viajes, autos, etc) tendrías algún inconveniente en pagar 300 dólares por los programas anteriores ?
c) El tipo que vende en el paseo ahumada se gana sus pesos vendiéndole a gente que “NO” tiene más dinero para pagar por productos legítimos ... (obviamente nadie está legitimando esto, pero jamás lo compararía con el delincuente que simplemente “apunta con una pistola a alguien” y le roba...
Por el contrario, aquí detrás de esto hay otra perspectiva.... e incluso algún grado de justicia.... Que haría aquel padre de familia que quiere que su familia progrese, salga de la pobreza y que con mucho esfuerzo está pagando 36 cuotas por un PC, compraría un software de 300 dólares, compraría un libro en 20 mil pesos o compraría una versión “pirata”..... Quizás si no existiera esta opción, el nivel de cultura, conocimiento, etc en muchos temas sería peor en nuestro país ¡!

En tu artículo, partes diciendo : “...Se habla mucho, .. de la piratería del libro....” y tu artículo se transforma en eso mismo y agregaría “...aportando muy poco..”
Adicionalmente señalas : “Desconozco cifras y estadísticas respecto de las dimensiones de la piratería.....”
Insólito comentar un tema y ni siquiera preocuparse de los antecedentes básicos...
El método científico, que se enseña en el colegio, es útil para analizar problemas.... y lo primero es investigar el problema, luego analizarlo, luego las altrenativas, etc.... pero no llegar en un segundo a las conclusiones....
Obviamente, el tema de la piratería ( o copyright , derechos de autor, etc.) es más amplio, afecta la industria del software, música, libros, etc... (todos los intangibles) y no es algo deseable. Pero no se soluciona con el hemisferio derecho del cerebro....
( http://orbita.starmedia.com/~aquimequedo/temas/cerebro.htm)
Realmente no se cual es “la solución”. Por lo demás no tendría porque sorprendernos que el tema todavía no tenga solución .... El cáncer todavía no la tiene, y entonces los avances son vía soluciones paliativas que si bien no atacan la raíz del problema permiten un cierto avance práctico.
Creo que este asunto hay que re-pensarlo, investigarlo mucho más, usar la “creatividad” ver que se está haciendo en otros países, como lo están enfocando...etc. En ingeniería hay ciertos problemas que requieren “re-ingeniería” .... es decir, replantearlo desde otra perspectiva para ver si existe otro tipo de soluciones.... En el ámbito general existe un famoso autor Edward de Bono
(http://www.edwdebono.com/spanish/biogES.html) creador del concepto “pensamiento lateral” .... creo que hay que hacer uso de este tipo de conceptos u otros que ayuden a visualizar, iluminar una solución efectiva, práctica..... (pero carabineros en el paseo ahumada o repetir las mismas cosas no aportan mayormente)
Para el cancer, existen miles de científicos, médicos, biólogos, etc pensando, investigando una solución.... Por arte de magia , ni quejándose, no aparece la solución.... de la nada nada sale....

 
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