28 marzo, 2009
Invasiones extrañas
Vinieron de múltiples colores y tamaños, silenciosos y de grandes ojos impasibles, en grupos cada vez más nutridos. Se contorsionaban y agitaban sus aletas para desplazarse por el aire, como si fuesen pájaros y no peces. En tanto los gigantescos cardúmenes se precipitaban por parques y bosques, las personas arrancaban de aquel hecho incomprensible. Pronto ocuparon todo el espacio disponible con sus cuerpos escamosos y la gente comenzó a morir de asfixia.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario