10 agosto, 2005

El verdugo

El verdugo, ansioso, afila su hacha brillante con ahínco, sonríe y espera. Pero algo debe vislumbrar en los ojos de quienes lo rodean, que petrifica su sonrisa y se llena de espanto.

El Heraldo se acerca al galope y lee el nombre del condenado, que es el verdugo.

* Ilustración de K. Poblete

(*) Este microcuento forma parte del libro ANGELES Y VERDUGOS , publicado en 2002 por el autor, bajo el sello de la editorial Mosquito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

felictaciones por el blog...

Anónimo dijo...

Diego,

Me gustó tu sitio y los "resabios..." hay cosas que dices que no comparto mucho, otras que si, en particular lo del autoritarismo, tal vez el gran desafio para los proximos año sea el construir una verdadera democracia con ciudadanos en lugar de simples consumidores y pagadores de impuestos, donde se plebisciten los acuerdos fundamentales como una Constitución en lugar de "discutirse" en misteriosos consensos,....que el Presidente pueda sentarse a la mesa con los dirigentes sindicales así como lo hace con los empresarios....en fin,
que todos podamos estar despiertos y tener cabida en este pequeño territorio.

muñoz valenzuela dijo...

Me parece excelente que estemos de acuerdo en cuestiones fundamentales y en otras nada o poco; esa es la democracia. Sin disenso, sin ideasn no hay democracia. Gracisa por tus palabras

Diego

Anónimo dijo...

Diego
Me encantó este microcuento, espero que alguna vez se de vuelta la tortilla y los que fueron verdugos del pueblo se encuentren de cara a su sentencia.
Felicitaciones
Loreto Muñoz

 
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