21 mayo, 2010
Juegos con el espejo
Cada mañana me miro al espejo para afeitarme. Veo a un burgués avejentado, vencido por la vida, convertido en un adicto a los placeres mundanos. Despreciable, mísero, abyecto. Los ojos cansados me miran con indiferencia y con distancia, pero yo me odio. Disimulo mis sentimientos mientras pienso en asesinar sin piedad al tipo de espejo. Lo miro, me miro. Me viene la pena. La indulgencia. Me absuelvo y gano otro día.
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