14 enero, 2012
Contemplaciones gnoseológicas
Los estudié durante décadas. Aquellos seres vivían felices en medio de la ignorancia. Saltaban felices entre los tentáculos de los monstruos que amenazaban devorarlos. A veces aquellas atroces criaturas los atrapaban y conseguían zampárselos. Aun en esos casos, los jubilosos seres celebraban con extensos ceremoniales a los desaparecidos.
Con el tiempo llegué a apreciar aquel espectáculo: los seres caminando tomados de la mano, dando brincos entre tentáculos malignos, celebrando cada momento de vida igual que si fuese el primero. O el último. Concluí que el conocimiento no les hubiera sido útil.
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