30 noviembre, 2012
Juego de niños
El blanco oso de peluche se subió al camión decidido a jugar pesado. Atropelló al rey león y lo convirtió en papilla. Una
risita ahogada se le escapó. Quedó salpicado de sangre: su pelaje había dejado
de ser albo para siempre. Después le dio al payaso, luego al gorila electrónico
y por fin a la maldita orca. Un mar rojo asoló el cuarto de juegos. Por suerte
él era un oso de peluche y no tenía que dar explicaciones. Se acostó a dormir,
exhausto y feliz.
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