14 abril, 2013

Pajarilla de origami


Con tantos cuidados que pueden llamarse amor de tan excelsos, fue plegando el papel con arte extinto hasta formar la pajarilla perfecta, armoniosa, alba. Extasiado contempló la perfección salida de sus manos y cayó de rodillas ante ella, como si fuera una divinidad. Ella vio sus lágrimas, mas no fueron suficientes para retenerla en esa tierra. Desplegó el vuelo y abandonó a su creador. En sus primeros aleteos lo olvidó del todo, como si jamás hubiera existido.

4 comentarios:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

muy buena pieza, Diego, que ilustra -con su metáfora- el vuelo de nuestros propios hijos.

Un abrazo,

Leonardo Dolengiewich dijo...

Hermoso texto, Diego.
Como siempre, un placer y un aprendizaje leerte.
Abrazo.

muñoz valenzuela dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios, Pedro y Leo, los aprecio mucho y proveen energías para el camino, un abrazo

Diego

liberache dijo...

Lindo cuento.

 
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