Un líder nato llamado Jesús
desafió al imperio romano y sus colaboradores judíos que sojuzgaban al pueblo,
sometiéndolo a pobreza, hambre y esclavitud. Cuando llegó a convertirse en
auténtica amenaza, el gobernador lo mandó a llamar para ofrecerle riquezas y
honores. Fue nombrado cónsul del imperio y gozó de grandes favores y riquezas
hasta su temprana muerte, producto del vicio y los excesos. Un escriba demente
escribió una célebre ucronía donde Jesús era perseguido y crucificado para dar
paso a un nuevo orden de cosas, más justo y libre. Como se sabe, ese tipo de
ocurrencias solo vive en mentes desquiciadas.
19 marzo, 2016
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