En mi papel estás perfectamente
impresa, con una fidelidad inigualable, como si fueras tú misma. Es imposible
que superes a este original. En realidad no existe nadie como esta imagen: no
puedes ser mejor. Qué resplandor, qué dechado de virtudes, qué senos, qué
labios tan delineados, qué sonrisa más maravillosa y convincente. Un auténtico
primor. No puedes existir. Por eso prendo fuego y el papel arde mientras te ves
tan bella y esplendorosamente refulgente justo antes de trizarte, retorcerte,
descascararte y desaparecer.
04 junio, 2016
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