26 junio, 2020

FOTO DE PORTADA: la opinión de Camilo Marks

POLITICA, AMOR Y OTRAS AVENTURAS

 por Camilo Marks

FOTO DE PORTADA, Diego Muñoz Valenzuela, Zuramericana Ediciones, Santiago, 2020, 159 páginas,  CUENTOS

 

Foto de portada, de Diego Muñoz Valenzuela (1956), contiene diez cuentos que expresan el multifacético, complejo, inquisitivo, extraño mundo de este prolífico autor, quien, hasta la fecha, lleva cerca de una veintena de títulos publicados. En términos generales, la colección es ampliamente satisfactoria, sin baches, amena, de grata lectura, en suma, una atrayente experiencia. El estilo de Muñoz es sencillo, claro, directo, pero esa aparente facilidad en la escritura oculta un concienzudo, obsesivo trabajo de elaboración. Y la temática de la presente antología, es vasta: la lucha política contra la dictadura -con tintes autobiográficos-; las relaciones familiares; los conflictos sentimentales; la amistad masculina; el retroceso a la infancia o la adolescencia; la perplejidad ante una sociedad y un país que cambian y siguen siendo los mismos. Foto de portada da para todos los gustos, esté uno de acuerdo o no con las posiciones del narrador.

El relato que lleva el nombre de la compilación, que se acerca a una novela corta, expone la épica y la picaresca de un grupo de estudiantes que intentan realizar una asamblea en la época dura, con previsibles consecuencias: sus protagonistas, Vicente y el Guatón Alvarado, reciben el mote de Laurel y Hardy, evidente alusión al Gordo y al Flaco que tantas risas arrancaron hace unas generaciones. En la misma tónica, mediante una prosa saltona o meditativa, se inscriben "Vientos de cambio" y "Después de treinta años". La primera es una historia desopilante, absurda, fantasiosa, en la que un automovilista desaforado liquida, gracias a un computador portátil, a cuanta persona se interpone en su camino, incluyendo a una monja y un general. La segunda, describe el reencuentro de compañeros mucho tiempo después de haberse alejado, cuando son prósperos, se aproximan a la vejez y deciden reunirse en un céntrico bar para rememorar el pasado perdido; el héroe indiscutible de la jomada es Lucho Bell, convertido en empresario gastronómico español.

"Apuntes para una historia siniestra" indica con exactitud lo que esas palabras ' sugieren: Matías construye una lucrativa empresa vendiendo aceite humano para el rejuvenecimiento, obtenido en morgues, hospitales o clínicas por medio de gente que tiene acceso a cadáveres. "Déjalo ser" y "Yesterday", aparte de la pasión de Muñoz por los Beatles: son ejemplos de las diversas y contradictorias formas con las que se vive el erotismo. En el primer caso, Ramsay, un genio organizativo, un administrador eximio, siente por Rubén algo más que simple afecto, que este último es incapaz de corresponder: todo lo cual, sin perjuicio del trasfondo bullicioso, es tratado con gran delicadeza y respeto. El otro episodio describe los amores entre Emilio e Isabel a lo largo de un prolongado período, en escenarios locales e internacionales, caracterizados por las casualidades, los celos de él, la feroz independencia de ella y tal vez la filosofía manifestada en las palabras "eso que llamamos amor es solo una entelequia, una fantasía creada por la literatura". "Adagio para un reencuentro" sitúa al héroe en San Francisco, en los momentos en que sube al último piso de una librería y escucha la pieza de Samuel Barber. De súbito, aparece su padre, muerto hace seis años, con quien emprende un tour por la maravillosa ciudad californiana.

Quizá sea injusto calificar la calidad de unas crónicas sobre otras, en un compendio tan parejo como este. Sin embargo, hay dos que resultan sobresalientes. "Mirando los pollitos" despliega las pellejerías y miserias de Cárdenas, un contador que acaba de quedar cesante y se instala en la Plaza de Armas, angustiado porque no puede pagar los dividendos, las cuentas, los gastos domésticos y el resto, escondiendo a su mujer e hijos la verdad de la situación. De pronto, irrumpe Roky, aparentemente un charlatán vestido como hombre-sándwich, que hace propaganda a una marca de aves y pese a la inicial renuencia de Cárdenas, el estrafalario personaje logra convencerlo para que ambos compartan el mismo oficio. Aquí, lo que pudo terminar en desastre, culmina en un natural, si bien improbable, final feliz-  "El día en el que el reloj se detuvo" conforma una disparatada fantasía, en la que Alberto, el papá, se despierta para comprobar que nada funciona y otro tanto sucede con sus vecinos, de modo que es imposible hacer lo elemental, como ir al trabajo, al colegio, tomar micro o lo que sea. En el fondo, esta es una fábula contra las máquinas. Así, Foto de portada, se revela como una notable recopilación.


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