29 diciembre, 2011
Profesional de la mendicidad
Paso a paso se convirtió en un profesional de la mendicidad. Partió por dejar su trabajo y pedir ayuda a sus amigos. Luego, cuando ellos se aburrieron de solucionar sus eternas necesidades, se acercó a otras personas. Así hasta que se acabó en la calle, estirando la mano a cualquier posible donante.
Se especializó en inflexiones de voz que magnificaran su hambre y su indigencia: hacía sentir culpable de su desdicha a quien lo escuchara. Aprendió a simular temblores de manos y piernas, convulsiones, a revolver horriblemente los ojos en sus órbitas y a caminar como un engendro. Cubierto de harapos, mugriento y fétido, logró conmover al más duro.
Sin darse cuenta, se convirtió en el hombre más rico del mundo. Y sigue pidiendo, cada día con mayor eficacia. Alguna vez ya no existirá nadie que posea algo para darle. Y sufrirá, gemirá, blasfemará, aunque sea el dueño de universo completo. No se compadecerá de sí mismo y continuará exigiendo limosna.
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