Ella amaneció enojada, con un
mohín de resentimiento grabado en las facciones duras. Me pareció detestable su
actitud. Cuando pensaba en esto, se sintió un fuerte estremecimiento acompañado
de un fragor intenso, y la tierra se abrió para tragarla. Quedé patidifuso.
Así me fui al trabajo, en estado
de total consternación. No bien entré, mi jefe me convocó para reprenderme y
amenazarme. Lo escuché presa de furia apenas contenida. Vino de nuevo el
estruendo, se formó una grieta en el piso y acto seguido mi interlocutor
despareció aullando por entre sus bordes.
Ahora golpeo a tu puerta sin
previo aviso. Seguramente voy a interrumpirte, a importunarte. Tal vez estés de
mal humor por alguna razón que desconozco. Te recomiendo que tengas cuidado.
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