Es de noche. El hombre toma un
taxi. Viaja. El taxista asalta al
hombre. Le quita dinero y documentos. El hombre queda abandonado en una esquina. Vienen asaltantes, cuchillo
en mano. Lo despojan de sus vestimentas.
Huyen. El hombre, desnudo, va en procura de
auxilio. Detiene un coche
policial. Lo golpean. Es arrestado por
no portar identificación. Sospechan delincuencia sexual. Lo encierran en la celda de los sodomitas. Es
violado. Grita. Los guardias no vienen.
Al día siguiente lo trasladan a enfermería.
El médico ordena cambiarlo de celda. Lo dan de alta. Es trasladado a la sección de presos políticos. Después de
algunos días lo interrogan. Nada le
creen, pues no posee documentos. Nadie sabe o
recuerda a quienes lo detuvieron. Lo torturan. Exigen entregue el nombre de sus contactos. El hombre cuenta
su historia. Todos ríen. Es incomunicado. Permanece en la celda
solitaria por varios meses. Cuando se
acuerdan de él, está flaquísimo y loco.
Lo envían al Manicomio. Grita que lo
dejen en paz. Muere.
07 junio, 2014
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