Don Quijote resucita para celebrar sus cuatrocientos años. Recorre el globo
dando conferencias que coronan los múltiples homenajes del mundo
hispanoamericano. No sabe qué hacer con tantos viáticos y honorarios y los
acumula en los bolsillos de su traje de lino beige. Aburrido del constante
acoso de admiradores y estudiosos, escapa por la puerta de servicio del lujoso
hotel de turno y entra a una hamburguesería. Con tantos cócteles y cenas de
celebración ha engordado visiblemente. Han tenido que confeccionar sucesivas
armaduras que se adapten a la creciente barriga. Con un fajo de dólares
apretado entre sus dedos, se ubica en la fila más corta, evaluando doblar las
raciones de queso y papas fritas. “La
que se ha perdido Sancho por no acompañarme”, murmura y comienza a engullir su
italiana especial.
* extraído del volumen de microcuentos DE MONSTRUOS Y BELLEZAS, editorial Mosquito, 2007.
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