El rinoceronte se montó sobre el
elefante que soltó un berrido estremecedor. El búfalo saltó a los hombros
hercúleos del cornudo, cuidando no enterrarle sus cachos. Entonces el gorila se
dejó caer sobre el bovino desde los árboles y se golpeó el pecho como tambor,
satisfecho. A la espalda del gorila se afirmó la gacela, muy asustada, y dio un
respingo cuando la liebre saltó sobre la suya. Una paloma vino a posarse sobre
el roedor y sobre su plumaje blanco
aterrizó un escarabajo de colores. Así recorrieron la selva, cantando,
muy contentos. Nunca hacen esta clase de cosas en presencia de los humanos. No lo
cuentes, porque podrían llevarlos a un circo para hacer negocio.
01 junio, 2012
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Muy descriptivo, muy secreto, muy verosimil,... No lo voy a contar, no te preocupes, solo lo voy a leer otra vez.
Muy bueno.
Saludos
Muy bueno, Diego, me encantó. Gran abrazo.
Los divinos animales nos sorprenden cada vez que les ponemos atención.
Este cuente es genialmente entretenido.
Mil gracias, y muchos besos!
Publicar un comentario