25 febrero, 2015

Transformaciones 3

Despierto convertido en un enorme escarabajo con la nítida sensación de haber vivido esta situación. Como puedo, con mis patas delanteras provistas de tenazas, me pongo la camisa blanca y una corbata de nudo hecho (no habría podido formarlo con mis nuevas extremidades). El pantalón me queda ridículo: las últimas dos patas son cortas y tengo que arremangar las piernas. Las patas del centro quedan ocultas debajo de la chaqueta.
Con mi trompa succiono una caja de leche. Sabe bien, me sorprende. Difícil tarea caminar erguido hacia el automóvil. Conducirlo es un auténtico desafío. Acomodo el asiento y el volante a mi condición de artrópodo. Salgo con lentitud y tomo la autopista. Algunas personas me miran  con curiosidad: Pensarán que se trata de una campaña publicitaria. Un tipo enfurece, baja el vidrio de la ventana para insultarme. Echa el auto encima y me impacta. Mis patas son ineficaces y pierdo el control. Choco contra la pared del túnel.
“Qué horror”. “Se estrelló a toda velocidad”. Escucho las palabras como si estuviera sumergido: lejanas, lentas y distorsionadas. “Está destrozado”. “Irreconocible”.  Me hundo en una confortable oscuridad. “Se reventó como un insecto”. Vienen la paz y el silencio.





Del volumen de microrrelatos LAS NUEVAS HADAS, Simplemente Editores 2011

21 febrero, 2015

Transformaciones 2

Despierto convertido en un enorme escarabajo, pero no me importa porque he leído a Kafka. Mi gato tiene un patatús cuando lo llamo en el patio; me muestra los dientes con ferocidad y se engrifa de cabeza a cola. Salto sobre él y le secciono el cuello con mis mandíbulas de tenaza. Sorbo su caliente sangre con deleite, como si fuera un espresso.
Luego viene el turno de la fámula. Se paralogiza, no logra gritar, y caigo sobre ella para decapitarla sin resistencia. La ingesta resulta excesiva y me quedo dormido junto a los restos de su cuerpo pálido.
Despierto con el timbre. Es el medidor del consumo eléctrico. Presiono el botón del portón automático. Agradece. Me precipito sobre él por la espalda, le clavo uno de mis aguijones emponzoñados en la espina dorsal. Queda vivo y inmovilizado. Su mirada, horror y súplica simultáneos, me conmueve. Lo transporto a la despensa. Mañana necesitaré un bocadillo.
Oigo el automóvil de mi esposa entrando al antejardín. Corro por el pasillo y acecho entre los arbustos. El portón automático se cierra y la puerta del coche se abre. Baja un horrible alacrán negro, de aspecto sanguinario. Me descubre con sus ojos crueles y susurra un “hola cariño” que suena a sentencia de muerte.


19 febrero, 2015

Nueva Política del Libro y la Lectura: una larga espera


Tras una amplia y participativa convocatoria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura para proponer una nueva Política del Libro y la Lectura, donde participaron diversas organizaciones y personas vinculadas al mundo del libro y la lectura, donde nuestra Corporación Letras de Chile tuvo presencia y voz, ahora vivimos un momento de silencio y espera demasiado prolongado. No conocemos el resultado de dicho proceso, más allá de algún reclamo destemplado o de las dudas que sobre la materia arroja sobre la mesa la SECH, que no dejan de resultar sorprendentes, ya que es la única institución que cuenta con dos cupos en el Consejo de Libro, y que por ende tiene la opción de ejercer una influencia especial en esta clase de asuntos, aunque reclama justamente lo contrario.
Lo único concreto es que no se ha entregado formalmente un documento que refleje el resultado de este debate. Y mientras esperamos que eclosione el proceso, aprovecho de recordar algunas ideas (mayor parte de las cuales propusimos en las diversas sesiones y comisiones) y proponer alguna nacida en estas semanas.
·         Una política para el libro y la lectura debe tener focos claros: no demasiados, para evitar la dispersión que disminuye la efectividad. De otra parte, debe contar con métodos de seguimiento de su aplicación, para que no se convierta en letras muerta.
·         Dar continuidad y estructura a las acciones efectuadas para promover el libro y la lectura, más allá de los límites establecidos por la práctica de los sistemas de concursos de proyectos. No es sostenible seguir adelante nada más que sobre la base errática y dispersa de las iniciativas aprobadas en los concursos de proyectos. Por eso se necesita una Política que vaya más allá de los fondos concursables y establezca presupuestos que actúen bajo una lógica de gestión directa.
·         Evaluar el impacto y los resultados de los proyectos ejecutados –más que para notas o ejercer alguna acción punitiva, si es que cupiera- para detectar las experiencias exitosas, proponer mejoras y replicarlas a mayor escala, idealmente sin necesidad de que sus promotores ganen futuros y nuevos concursos; incluso que las replique el propio Consejo.
·         Revisar el sistema de evaluación de los concursos, que tiene excesivas imperfecciones, partiendo por la excesiva rigurosidad de las inhabilidades. Concursos distintos no debieran generar inhabilidades. De otra parte, los evaluadores debieran abandonar el anonimato: deben hacerse responsables de sus evaluaciones, y hacerse cargo de evaluaciones que con excesiva frecuencia –y por desgracia-  demuestran labilidad, desconocimiento, parcialidad e impericia.
·         La lectura debe ser fomentada como una práctica concreta: ojalá forme parte del currículo de los estudiantes en todos los niveles, y que los escritores vayan a las instituciones educacionales a contagiar su entusiasmo.
·         Aplicar mecanismos efectivos para la internacionalización de escritores, que den estructura y continuidad a los esfuerzos para elevar su eficacia.
·         Aumentar la cantidad de bibliotecas y librerías en todo el país, para que el libro esté más cerca. Proveer de libros a los profesores y a los estudiantes.
·         Bajar el precio del libro a través de la disminución del impuesto y la aplicación de subsidios.
Quisiéramos que estas ideas contribuyan al gran objetivo de crear la nueva y esperada Política Nacional del Libro y la Lectura que permita que Chile de un gran salto hacia el país desarrollado y culto que anhelamos construir.  Más libros, más libres, eso creemos firmemente.


Diego Muñoz Valenzuela


17 febrero, 2015

Transformaciones 1

Desperté convertido en un enorme escarabajo, pero no me importó porque había leído a Kafka. Deambulé, devoré restos de comida y busqué la oscuridad, no por ocultarme, sino debido a una fotofobia incipiente. Logré llamar a mi exesposa tras ingentes esfuerzos para marcar su número con mis patas sarmentosas. Cuando al fin oí su temida voz en el auricular, emití una mezcla de siseo y zumbido que la enfureció. Si hubiera podido hablar, también se habría encolerizado; me consolé. No tenía a nadie a quien llamar, excepto a mi jefe, que estaría maldiciendo mi casta esclava por los siglos de los siglos. Estaba solo, como siempre.
Después se me ocurrió utilizar el correo electrónico. No fue fácil, pero lo hice. Escribí a los gerentes de producción de los canales de televisión. Expliqué lo que me había ocurrido, indicando que podría hablar mediante el sistema del físico Hawking. Adjunté un video mío: francamente horripilante. Me quedé con la mejor oferta: cuatro millones por hora de transmisión para el primer trimestre. Después veríamos.
Ahora soy atracción principal: el talk show del escarabajo. Todos acuden a mi programa: políticos, empresarios, modelos, futbolistas. Los interrogo con mi voz sintética y una dosis de ponzoña consecuencia  de la metamorfosis.

Al canal me llevan y traen en limusina desde mi nueva mansión. Escriben mujeres ofreciendo acoplarse conmigo, sea lo que sea. También mi excónyuge, melosa, tierna, complaciente. Yo restriego con regocijo las patas contra mis afiladas mandíbulas. Me basta con eso.


Del volumen de microrrelatos LAS NUEVAS HADAS, Simplemente Editores 2011

15 febrero, 2015

Discontinuidad de los parques

Entras a una casa desconocida. Avanzas por el pasillo y llegas a la sala de estar. Impera el silencio, de modo que lo único que escuchas son tus pasos, tu respiración y, cuando te quedas estático, el latido de tu corazón. Hay alguien leyendo sentado en un sillón, de espaldas a ti. Te acercas por detrás sin ruido y descubres que él lee esta historia, y que hay otras copias sobre la mesa de centro. En la portada está tu fotografía. Tomas asiento en el sofá. La persona que lee levanta el libro y te da una rápida ojeada; agrega una venia y sigue leyendo. Es una perfecta réplica tuya. Inicias la lectura. Llega un tercero, ahora desde tus espaldas. Sabes que está mirando porque lo estás leyendo en la historia. Luego se sienta en el otro sillón. Es como si te vieras en el espejo. Después de un rato, la sala de estar parece una biblioteca pública, repleta de personas idénticas leyendo el mismo libro. Pero no puedes salir de allí. Y tampoco es un sueño.

13 febrero, 2015

Animalito agresivo


El muy miserable de mi cuñado me regaló un Demonio de Tasmania haciéndolo pasar por un amistoso zorrito de las Guaitecas. A la primera de cambio le arrancó el dedo anular a mi suegra, es decir su madre, argolla matrimonial incluida. La bruja logró vencer el dolor y lo persiguió con un cuchillo carnicero; logró atraparlo en la cocina. Cuando estaba a punto de cortarlo como salame, el feroz animalillo le saltó al cuello y le cercenó la yugular. Llegó muerta a la clínica. Un auténtico drama. Oculté al Demonio en el ático; no pudieron encontrarlo. Allí le llevo comida y bebida muy temprano cada mañana. Te lo presto cuando quieras. En cuanto a mi cuñado, ha tenido que darle miles de explicaciones a su familia. He sido discreto, no he hablado en su contra.

09 febrero, 2015

Contracuento de hadas 1

Con el tiempo el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente producto de una borrachera consuetudinaria. “Dios mío”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular.

Del volumen de microrrelatos LAS NUEVAS HADAS, Simplemente Editores 2011
La ilustración es de la telentosa artista visual Luisa Rivera Heck,

05 febrero, 2015

Mis compañeros perdidos en el tiempo

¿Dónde estará Muga? No tengo una fotografía suya, solo el rostro grabado en la mente, indeleble, nítido y presente.
En cambio se me ha borrado un poco la cara de Garay. No obstante, de él hay muchas imágenes. Quizás por eso se me diluye.
Ambos visitan mis sueños. Nunca tuvimos el futuro que quisimos. Eso me dicen. Sé que murieron por eso. Seguí vivo, quizás por qué. Trato de descubrirlo.

Nunca pude decirles adiós. Un día de estos vendrán a buscarme y nos quedaremos para siempre en el territorio de los sueños.
 
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